Tertulia de arte

Por José María Arévalo

(Acuarela de Trevor Chamberlain en adriehello.nl/UK/links.html)(*)

Como ya he comentado en otros artículos, tras las salidas a pintar al campo, bien los tres jubilatas que lo hacemos entre semana, bien los sábados con los compañeros de la asociación castellano leonesa de acuarelistas, restauramos fuerzas –la acuarela gasta muchas y más ejecutada al aire libre- con un aperitivo en el que comentamos las novedades que van llegando sobre esta nuestra afición, y hacemos planes. Casi siempre es una tertulia de arte, de técnicas y hallazgos, de porqué nos gustan más unos maestros que otros, de las preferencias, en fin, de cada uno. No vayan a creer ustedes que a estos niveles de ahora que les apunto hemos llegado tan espontáneamente. Al principio de los dos mil, se nos pasaba el tiempo partiéndonos de risa con chistes más o menos subidos de tono. Yo había tenido la experiencia de una tertulia de abogados laboralistas que se fue al traste porque uno de los compañeros era muy chistoso: lo pasábamos muy bien, pero era una pérdida de tiempo; hubo que refundarla, y lo hicimos con tanta seriedad que aún subsiste, desde los ochenta. Así que en la de acuarelistas yo insistía en que nos dejáramos de “gracietas” y habláramos de lo nuestro, que falta nos hacía. Se solucionó el primer día que nos acompañó una joven acuarelista, ante lo que acordamos, más o menos explicitamente, moderarnos. Un éxito.

Ahora he propuesto, en la “asociación de jubilados” a la que pertenezco (y sobre la que ya escribí en estas páginas a finales del 2008, en artículo que aparece buscando esa frase en el buscador de este blog, arriba a la izquierda), empezar otra tertulia de arte, para los que estén interesados. Espero que sea un grupo pequeño, con el que podamos irnos a ver, cada quince días, las nuevas exposiciones que se vayan abriendo en Valladolid. Así lo venía yo realizando, hasta ahora, casi todas las semanas, con un par de compañeros pintores, pero uno se ha puesto malo y el otro ha abierto nuevo taller y está que no para (también podemos ir a vérselo algún día; ya les contaré). Tanto echaba en falta estos recorridos periódicos que voy a ver si encuentro aficionados, en la asociación, con los que reanudarlos.

Siempre se han montado, en nuestra asociación, visitas a exposiciones de particular interés, la última a la enorme de Sorolla en el Museo del Prado, aprovechando, creo –no fui, ya la había visto-, una invitación que nos hizo Renault, que era patrocinadora. Y antes, todas o casi todas las Edades del Hombre. Además durante uno o dos años, creo recordar, se programaron visitas a museos de Valladolid, con menos asistentes pero de gran interés. Parece pues que en este tema hay cancha. Hay que seguir convocando unas y otras cuando se presente la ocasión.

Por ejemplo ahora no habría que perderse la madrileña de los Impresionistas en la Fundación MAPFRE, que aprovechando una remodelación en el Musée d’Orsay, se ha traído de éste noventa obras maestras, que se exponen hasta el 22 de Abril. Me llegan noticias de que hay muchísima cola y se han agotado las posibilidades de visitas colectivas, así que quizá tendríamos, en lugar de poner un autobús, que fletar algunos coches en sucesivos días laborables, incluso madrugando si fuera necesario (pero no mucho, je,je). Haré una propuesta.

Entre tantos aficionados al arte, seguro que un grupo puede tener interés en una actividad más frecuente, como esta que he propuesto de visitar y comentar las exposiciones más interesantes que ofrece en cada momento nuestra ciudad. Incluso podemos acercarnos alguna vez también a ciudades próximas. Ahora mismo hay en Burgos una de la asociación de acuarelistas burgaleses, que tienen tres o cuatro buenos espadas. Porque a lo mejor solo en nuestra ciudad no siempre hay exposiciones de verdadero interés. Aquí, en la Sala Rafael, tenemos, hasta hoy mismo, una muy interesante exposición de Justo San Felices, sobre la que he escrito en este blog el pasado día 6, en un artículo titulado “La expresividad, valor plástico”- En cambio me he metido un poco con las de las salas municipales, el 13 en “Creadoras olvidadas”, y el 20 en “De ayer y de hoy”.

Por supuesto ya les he comentado a los posibles interesados que lo primero que podemos criticar son estas críticas mías de los fines de semana, que ya procuro sean polémicas, tratando de abrir interesantes debates. Aunque yo escribo más de pintura, especialmente de acuarela, que es a lo que me dedico, me parece también podemos tratar de otras manifestaciones artísticas, como la música (así lo he hecho ya, por ejemplo en el citado artículo del 27). En el último viaje turístico de la Asociación, oí a un compa ponderar a la solista del concierto para violín de Beethoven que recientemente hemos visto en el Delibes, cuando a mí – y a algún entendido que tenía cerca- me pareció muy falta de fuerzas, de nivel sonoro, lo que normalmente significa inseguridad; y eso que por lo visto usaba un Stradivarius. No entré al trapo porque ocurrió de regreso, estaba medio dormido, pero en la tertulia artística que propongo, pienso que también sería un placer abordar la cuestión musical. El que tiene sensibilidad para una de las bellas artes la tiene para todas –salvo oído duro y cosas así, claro-.

No obstante, siempre se queda uno con la duda de si valdrá la pena el esfuerzo, en estos tiempos en que cada uno va a lo suyo. Más aún en esto del arte, en lo que el mayor beneficio es el placer de la contemplación. Me ha animado una frase que he leído estos días: “La belleza aún tiene una gran fuerza para mover a la sociedad posmoderna”. Es de Josph Pearce, en una entrevista que publica “Nuestro Tiempo”, revista cultural de la Universidad de Navarra. Pero este asunto da ya para otro artículo. Les dejo con la miel en los labios, como suele decirse.

(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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