Europa y el señor Obama

Por Javier Pardo de Santayana

(Palco taurino. Acuarela de Julián Grau Santos en la exposición “100 años, 100 artistas” de Caja Círculo, Burgos, Octubre 2009. 27×29)(*)

Hace unos días leí una tercera de ABC escrita por Emilio Lamo de Espinosa, al que conozco de mi época de asesor científico en el Instituto Elcano. Emilio Lamo de Espinosa siempre tiene algo interesante que decir, y por eso procuro no perderme lo que escribe. En este caso hablaba de una Europa en decadencia.

Recuerda Lamo que el señor Obama es el menos europeo de los presidentes norteamericanos. Hasta ahora los altos mandatarios de los Estados Unidos habían sido casi siempre “wasps” (white, anglo-saxon and protestant) como lo eran la mayoría de sus compatriotas, y esto les llevaba a tener una cierta conciencia de que sus orígenes se hallaban al otro lado del Atlántico. Pero ahora las cosas han cambiado: el árbol genealógico del nuevo presidente es un batiburrillo étnico y su peripecia vital se relaciona más con otros continentes que con el nuestro.

De aquí, y de determinados motivos geopolíticos, sacaba don Emilio razones para explicar, por ejemplo, que Obama se hubiese desinteresado de Europa hasta el punto de no asistir al encuentro entre su país y la Unión, cuando, mire usted qué mala suerte, la presidencia temporal de ésta correspondía por turno al presidente español. Ya sé que usted, mi querido e improbable lector y persona de retorcido colmillo por cierto, está pensando en una posible venganza a un desprecio o en la simple irrelevancia de nuestro prócer. Pero como usted ve, para Lamo de Espinosa la razón de fondo residiría más bien en el hecho de que los Estados Unidos consideran que ahora Europa no es ni un problema ni una solución. Digámoslo crudamente: hoy en día, tal como Lamo de Espinosa señala, Washington ve a Europa “más como un estorbo que como una ayuda”. “Hay demasiados europeos pero poca Europa” dice también el articulista, y señala que, cuando se trata de hablar con ella, el presidente norteamericano prefiere hacerlo directamente con Francia o con el Reino Unido, y no con Van Rompuy, Barroso o, en este caso, con el presidente de nuestro gobierno.

Hablar con China es ahora el interés preferente del señor Obama. Y es natural, porque según los expertos, este país asiático está llamado a equipararse a los Estados Unidos como gran potencia mundial más o menos hacia el año 2025. Pero aquí viene una consideración que yo mismo me hago y que no veo reflejada en el artículo al que me he venido refiriendo.

El caso es que caminamos hacia un horizonte multipolar, o sea que llegará un momento en el que la hegemonía mundial será compartida por varias grandes potencias: Estados Unidos, China, la India, quizá Brasil… Y habrá que ir haciendo movimientos que nos conduzcan hacia una situación favorable para la paz mundial.

Mi preocupación reside en que ahora se plantea si la base de lo que pueda haber hoy de convivencia pacífica no pudiera estar en peligro por efecto de la multipolaridad. La base a la que me refiero son las instituciones – y sobre todo, los valores y principios – que lo que hemos venido llamamos “Occidente” fue imponiendo en el entramado internacional desde el siglo pasado, sin negar, claro está, la beneficiosa influencia que en este sentido tuvo la permanente presencia del “gendarme norteamericano”.

Digo que me preocupa ese futuro multipolar porque bien pudiera ocurrir que las grandes instituciones internacionales, y sobre todo esos valores y principios generales de paz, justicia y convivencia, fueran puestos en solfa por los nuevos grandes actores, Esto podría ocurrir como consecuencia del declive de Europa y de los mismos Estados Unidos, y por la afianzamiento de lo que en otras latitudes se tiene por fermento del auge actual de las regiones en alza. Lo que nosotros atesoramos como un bien adquirido – el imperio de la libertad y la democracia, por ejemplo – pudiera dejar de ser considerado universalmente como tal. Al fin y al cabo, el imparable ascenso de la República China se está produciendo con un modelo dual que incluye nada menos que un régimen político totalitario, pese a lo cual todavía no parecen crujir sus estructuras. Y del Pacífico nos llegan noticias de que hay países como Malasia, en el que los éxitos conseguidos se atribuyen al modo asiático de enfocar los problemas y de desarrollar la modernidad en un ambiente de globalización.

Mi tesis se completa con otra consideración importante, y ésta es que, llegado el momento en que el mundo se haya hecho multipolar – o incluso, como yo suelo decir, aunque se haya hecho sólo “bipolar plus” – convendrá, por el bien de todos y principalmente de la paz, que haya un profundo entendimiento entre Estados Unidos y Europa.

Caídos muchos de los pilares de nuestra antigua seguridad y planteado a “Occidente” el reto de los principios en un contexto de menor relevancia europea e incluso norteamericana, será fundamental mantener los valores en que, según nuestra propia visión, debe asentarse la paz mundial. Por eso no me parece que el desentendimiento del presidente Obama sea una buena noticia para nadie.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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