El que pueda, ¡a jubilarse!

Por José María Arévalo

(Segador. Óleo sobre lienzo de Rafael Zabaleta en pintura.aut.org.1941.80×65)(*)

Ya se veían las orejas al lobo el año pasado, cuando escribíamos en estas páginas, a mediados de noviembre, “La jubilación, más tarde y más difícil”. “Los jubilados aguantamos – decía allí- pensando que peor lo tienen y lo van a tener los que vienen detrás. No queremos ni pensar que la Seguridad Social pueda entrar en bancarrota y vayamos a quedarnos con la hoja de parra.” Así las cosas, el viernes pasado, de repente, sin aviso previo, nos da el consejo de Ministros la noticia de que tiene preparado un documento para retrasar la jubilación y reducir el importe de su cobertura. Fea costumbre esta del Gobierno Zapatero de soltar las cosas a medias, a ver qué pasa. El documento es un misterio, aunque ya dicen que se conocen filtraciones.

Como no pude salir el sábado a pintar al campo, por achaques de la edad, me dediqué a ver lo que decía la prensa sobre la gran noticia. Por la local me hice una primera idea: “Salgado explicó que el documento irá a la comisión parlamentaria del Pacto de Toledo (acuerdo suscrito en 1995 por los grupos políticos) y a los agentes sociales para alcanzar el consenso lo antes posible”. Después aparecían los presuntos puntos principales del documento. No siendo estos noticia cierta, me interesaban más las valoraciones de conjunto, así que me fui a editoriales y articulistas.

Con el título “Una medida tan justificada como improvisada” se pronuncia El Mundo: “Zapatero no ha consultado para formular esta propuesta (…) ni con la gran mayoría de los ministros, ni con los sindicatos, ni con la patronal, que ayer no sabían nada hasta que se enteraron por los medios de comunicación. En julio del año pasado, el propio ministro de Trabajo había manifestado que retrasar la edad de jubilación de forma forzosa «no es el camino». (…) El alargamiento de la vida laboral y el tijeretazo en el gasto -que el Gobierno explicará hoy- suponen un auténtico bandazo en la política económica de Zapatero, que hasta ahora se había comprometido a no tocar el actual nivel de prestaciones sociales y había mantenido una relación cordial con los sindicatos. Resulta difícil de entender que el mismo Ejecutivo que se jactaba de haber impulsado la costosísima Ley de Dependencia decida ahora alargar la vida laboral, una iniciativa que siempre ha suscitado el rechazo de UGT y CCOO. Y también es complicado comprender por qué Zapatero exige este sacrificio a los trabajadores cuando ha sido incapaz de reducir los dispendios de las comunidades autónomas y otros entes públicos”.

Desde el mismo ángulo pero con otro alcance, el editorial de ABC: “Al final, el socialismo español ha tenido que asumir que los hechos son más tozudos que el optimismo antropológico de Zapatero. Ayer, el Consejo de Ministros «tocó» el Estado de Bienestar para endurecer progresivamente el acceso a las pensiones.(…) No bastarán con estas medidas, aunque supongan un primer paso necesario, porque el problema de las pensiones no es sólo su coste. El mercado laboral está en quiebra: mantiene en el paro a más del 40 por ciento de los jóvenes, cuyas expectativas laborales se reducirán con la ampliación de la edad de jubilación si esta medida no es flexible en la identificación de trabajos que sí pueden desempeñarse hasta los 67 años. Otros son impensables hasta esta edad. Al mismo tiempo es necesario actuar contra las prejubilaciones, una contradicción insalvable con la decisión de ampliar la vida laboral y una brecha por la que el mercado pierde talento y experiencia. Está bien que el Gobierno quiera que el trabajador tarde más tiempo en salir del mercado laboral, pero tiene que tomar medidas para lograr que entren en él los que están fuera. Por ahora, ha tenido que aceptar -como le pedían expertos, autoridades y el PP, no sin ser replicados de manera insultante en muchos casos- que el sistema actual de pensiones es inviable. Le faltan más rectificaciones en el mercado laboral, la función pública y el sistema de impuestos. Ha llegado tarde a las pensiones y no puede permitirse llegar más tarde al resto.”

Con diferencia, donde más opinión he encontrado ha sido en Libertad Digital. Primero un editorial en el que afirma que “Todo está sucediendo tal y como era de esperar: el sistema público de pensiones nos lleva a trabajar más para cobrar menos. Ese debe ser el paradigma de derechos sociales por los que tantos golpes en el pecho están acostumbrados a darse los socialistas.” Después Pablo Molina dice en “El Gobierno roba a los pensionistas” que “El llamado Estado del bienestar es una estafa monumental y el sistema público de pensiones el mecanismo más injusto e insolidario que jamás ha concebido el ser humano.” Juan Ramón Rallo, en “Pobreza, el rendimiento de la izquierda”, que “67 años y pensiones mucho más bajas son el rendimiento de un sistema quebrado. Ésa es la conciencia social de nuestra izquierda, la misma que inspiró el sistema económico más ruinoso de todos los tiempos: más vale esclavos y pobres, que libres y prósperos”. Y Emilio J. González en “¡Gracias por amargarnos la vejez!”: “Señores políticos y señores sindicalistas, gracias por pensar nada más que en ustedes y amargarnos la vejez a quienes tenemos menos de 55 años: lo de la ampliación de la edad de jubilación no es más que la punta del iceberg de lo que está por venir.”

Lo más soprendente, la escasa relevancia que El País da a la noticia del día. No la encontraba en primera página, y es que la han dado en cuarto o quinto subtítulo
dentro de los dedicados al comité federal del partido gobernante, del que lo importante es que “Zapatero expone las claves de su política ante los barones del PSOE”. El editorial sí entra a fondo, con suavidad y en términos economicistas: “El plan de recorte del gasto y la propuesta de reforma de las pensiones intentan convencer a los mercados de inversión, los que deben juzgar la calidad de la deuda española, de que el Gobierno hará cuanto esté en su mano para que España no sufra de los mismos males que Grecia. Pero una cosa es que el viraje sea correcto -y es correcto-, si se mantienen las redes de protección social, y otra muy distinta que sea creíble.(…) Que sería más creíble si el Gobierno hubiese propuesto la supresión de funciones y funcionarios de las administraciones públicas, una congelación total de los salarios públicos y la suspensión hasta tiempos mejores de ayudas sociales que no son tales, como los cheques-bebé.”

En fin, vamos a esperar unos días, pero ya se ve claro que el que pueda jubilarse ahora no lo deje para mañana, que vienen curvas. Y que encima con esto no se va a arreglar mucho, es simplemente una faena de aliño para salvar la cara ante Europa, no vaya a ser que nos la parta cualquier día de estos. La culpa es de los que votaron a ZP, porquee no había crisis ninguna.


(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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