Según un tal Leal, todo el mundo odia a Soros. Bueno, todo el mundo no. Los que viven de su inmensa fortuna lo adoran, y son muchos ¿Pero por qué manda el viejito si nadie le ha votado?
Bueno, es que es un especulador que ha tejido una gran red clientelar a través de sus fundaciones, y que con los fondos que controla más o menos, tiene en su poder mucha deuda pública. Y vende cuando le da la gana y desbarata cosas. Con la libra hizo eso en 1992. Y es un miembro importante del club Bilderberg. 26.000 millones de dólares te pueden dar mucha capacidad de influencia.
Pero a la pregunta sobre el poder real de George Soros es difícil responder. No debe ser tan poderoso, porque un enano como Orban lo ha conseguido echar de Hungría. Pero es evidente que él se cree con derecho a mandar sobre el mundo y a decidir quién es buen o mal gobernante.
Eso lo ha dicho él en sucesivas entrevistas con toda su cara dura, no lo digo yo.
Presume de influir en la política, pero nunca ha tenido el valor de presentarse a unas elecciones. Aunque lo llaman liberal y discípulo de Popper, es falso que lo sea. Fue discípulo de Popper, pero él mismo afirma que no cree en la democracia, sino en el capitalismo sin democracia. Vamos, le gusta el sistema chino. Lo dice él, no lo digo yo. Es de los de «todo para el pueblo pero sin el pueblo», que el pueblo no sabe lo que vota.
George Soros apoya el mundialismo y el ideario de la cúpula de Bildelberg de una forma activísima. Antes se escondía tras su red de asociaciones y fundaciones, pero hoy ya se presenta abiertamente como el gran urdidor del actual orden económico y social mundialista. Es claro que estaba detrás de las famosas y presuntas primaveras árabes. En realidad, estaba detrás de toda la política exterior de Obama y Hillary Clinton. No solo él, obviamente. Con él estaban Qatar y Arabia Saudí y supongo que algunos más. Con la victoria de Trump, el chiringuito se le ha hundido bastante.
Pero, ¿quién es realmente este tipo? Pues es un especulador financiero. Las malas lenguas dicen que su padre comenzó su fortuna colaborando con los nazis y denunciando a compatriotas judíos para salvar el pellejo. Según ellos, tenían una red de protección para judíos. No parece que estén los presuntos protegidos muy de acuerdo con esa versión de los hechos, pero vaya usted a saber.
Y parece que algo raro había, porque su padre, mundialista convencido y partidario del esperanto, consiguió que su hijo estudiara en Londres en una prestigiosa universidad. No parece que sin un poco de dinero raro, el hijo de un simple abogado húngaro pudiera costearse esos estudios en la posguerra. Pero vaya usted a saber.
Dicen que es un genio económico, que ha sido el hombre de paja de los Rothschild, que hizo su fortuna con el dinero de otros. Es cierto que en 1992 hundió la libra esterlina para ganar él mil millones de dólares, y que no está en la cárcel por especular. Suena raro que alguien pueda hacer semejante cosa, llevarse la pasta y que nadie diga nada. Pero vaya usted a saber.
George Soros tuvo una gran influencia en el FMI tras la caída del muro, no se sabe si como asesor o como qué. En Rusia lo odian, porque fue uno de los que diseñó la política del FMI que acabó de destruir lo poco de la economía rusa que no habían hundido los comunistas, y dejó el país sumido en un caos absoluto. Durante años se dedicó a especular y a hacer la vida imposible a todo el mundo con las monedas y las deudas externas.
En fin, una joya, un regalo para la humanidad, que se permite a sí mismo pensar que tiene derecho a dirigir el mundo. Es un sinvergüenza. Obama era su hombre, y es obvio que tiene una relación muy especial con el club Bilderberg. El año pasado, amenazó a Facebook en ese foro y miren lo que ha pasado. Es un furibundo partidario de la inmigración masiva, pero no se sabe si es porque tiene que resarcir a todos los islamistas por el fracaso de la primavera árabe y la derrota en la guerra de Siria, o es que sigue el plan Kalergi. Yo me inclino por la primera opción, aunque supongo que está de acuerdo con el plan Kalergi.
Sin embargo, Bill Gates se ha atrevido a llevarle la contraria en la cuestión migratoria, Trump sigue en el poder y Orban lo ha mandado a la mierda. Y Merkel ya no es su chica, porque los bávaros se le resisten. Y Macron, ¡ay Macron! Es divertido, Macron. El hombrecito empieza a tener ideas propias. Y hay quién dice que los jóvenes Rothschild y los jóvenes Rockefeller ya no piensan como sus abuelos, recientemente fallecidos, y no están dispuestos a todo este lío.
Y además, por mucho que pacte con el diablo tiene una pata en la tumba, que ya está viejito.
Y su hombre en la Iglesia Católica es Madariaga.
Pero vaya usted a saber.