Transversal

Pilar Aizpún Bobadilla

El fascismo de Trump

Como en el post anterior me he dedicado a explicar cómo usa la izquierda europea el término fascista, ahora me voy a detener en un tipo al que suelen calificar de fascista. Donald Trump. Alguien tan teóricamente serio como Guy Sorman se ha dedicado a comparar al que puede ser el futuro presidente de USA, con Hitler y otros dictadores. La típica estupidez de un progre europeo. Paso de volverlo a leer. Trump es un tío maleducado y desagradable, pero decir que es un dictador, o que responde al perfil del líder dictatorial fascista, es una hermosa bobada.
Su retórica es nacionalista y grosera. Pero está batallando por ganar unas primarias en la primera y más antigua democracia del mundo, en el único país que nunca ha sido una dictadura desde su creación. En el único país en el que están limitados los mandatos por ocho años, y los contrapoderes han conseguido frenar las ansias totalitarias de Roosvelt y de Obama. Sí, como leen. De esos dos. Si esos dos no han conseguido convertir EEUU en una dictadura, ni Sanders ni Clinton lo conseguirán. Que son los otros dos que tienen una gran tentación totalitaria. Porque el señor Trump no ha dicho en ningún momento que quiera abolir la democracia. Pero Obama, Clinton y Sanders proponen medidas que se cargan las libertades fundamentales de los americanos sin despeinarse. Y nadie dice ni mú. De momento, Trump solo ha dicho que va a torturar a los del ISIS. Que es lo que han hecho todos los demás sin decirlo. Es decir, es un bocazas.
Tiene mucho dinero, ha tenido muchas mujeres guapas y se aburriría como un mono siendo senador. Así que ha decidido presentarse a Presidente de los Estados Unidos. Podía haber empezado por presentarse a gobernador de un estado, pero prefiere pensar en grande. Forma parte de su filosofía vital. Si es verdad que en las encuestas se refleja que provoca un rechazo del 40% de los electores, es una mala noticia para los republicanos. Con un buen candidato podían haber ganado las elecciones. Pero los republicanos han dejado por el camino a los más válidos, y se han decantado por los dos más radicales, los que menos posibilidades tienen teóricamente de ganar unas elecciones. Porque tiene toda la pinta de ganar las primarias, si el inteligente pero radical Cruz no lo remedia.
El señor Trump ha dicho que quiere que los mexicanos levanten un muro para frenar la inmigración a USA. Y que lo tienen que pagar. Esto va a ser difícil de conseguir. Más que nada que lo paguen ellos. En Europa levantamos alambradas y pagamos dinero a Erdogán para que no nos mande las masas. Lo cual es perder el dinero y la dignidad. Pero el malo es Trump.
Ha dicho que va a torturar sin rebozo a los del ISIS, y que va a acabar con su dichoso Estado Islámico sin piedad. También ha dicho Hollande que va a terminar con el ISIS sin piedad y los del ISIS se están muriendo, pero de la risa. Así que Trump opina, y con razón, que más vale machacarlos un poco si se quiere acabar con ellos. Normal.
Ha dicho que quiere que Estados Unidos vuelva a ser un país grande. Normal. Francia se cree un país grande y Alemania también. Y se comportan como si lo fueran. Y nadie dice nada.
Piensa que hay que entenderse con Putin. Lo mismo que Hollande. Y del francés nadie dice que sea un dictador ni amigo de dictadores.
Trump es un grosero, maestro del escándalo. Que gracias a esos escándalos se ha financiado una carrera electoral sin tener que deber ningún favor a nadie: ni a lobbys, ni a la prensa. Le gusta a la Lepen porque le gustaría ser él. Pero ella no sabe. Ella es una fascista de verdad, o al menos lo era. Ahora Hollande lleva a término sus propuestas.
Es un hombre maleducado, pero libre. Lo primero no gusta mucho en USA. Pero lo segundo, arrebata a todo el mundo. La gente considera que Trump es una oferta moderada frente a Cruz y al radicalizado partido demócrata. Sus ordinarieces les parecen postureo para conseguir minutos de audiencia sin pagar, y a veces son graciosas. Creen que puede ser un buen presidente, y que ofrece un modo de hacer diferente. Están hartos de cursilería políticamente correcta, han sufrido mucho por ser Estados Unidos y por pertenecer a un gran proyecto, y quieren recuperar ese sentido de pertenencia y orgullo nacional, que les compensa de tener que nutrir un gran ejército. Trump no les promete dinero, ni más Estado. Solo promete la recuperación de según qué aranceles. Como la progresía europea más radical.
El futuro de Trump es un misterio. No sabemos si llegará a ser presidente, si perderá ante Clinton arrebatando a los republicanos su gran oportunidad de obtener la presidencia, si será un desastre. Pero no lo sabemos. Y a mí, que me gustaba Paul Rand y que me gusta más Ted Cruz, no se me ocurre pensar que es un payaso fascista. No me permito semejante arrogancia intelectual. Lo considero, como cualquiera con dos dedos de frente, un gran interrogante. Mucho más miedo me da Clinton, o el bueno de Sanders. Ahora bien, entre Clinton y Sanders, prefiero a Sanders. Al menos, es más verdadero.

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Autor

Pilar Aizpún Bobadilla

Apasionada de Occidente, de la actualidad, de la política y de las ideas. Estoy muy agradecida a los que lucharon por dejarme a mí el mejor de los mundos, así que intento entender hacia dónde vamos y qué mundo les vamos a dejar a los que vienen después

Pilar Aizpún Bobadilla

Apasionada de Occidente, de la actualidad, de la política y de las ideas. Estoy muy agradecida a los que lucharon por dejarme a mí el mejor de los mundos, así que intento entender hacia dónde vamos y qué mundo les vamos a dejar a los que vienen después

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