Transversal

Pilar Aizpún Bobadilla

Fascista, la palabra mágica que da derecho a matar

Ser el ganador de una guerra te da carné de moralidad irreprochable. Stalin fue el más salvaje dictador de todos los tiempos. Hitler se inspiró en él para sus campos de exterminio. El estalinismo causó más muertes en el s. XX que todas las religiones del mundo desde el siglo I. Pero eso no se dice porque es políticamente incorrecto. Y también porque matar en nombre de la izquierda, exterminar en nombre de la izquierda, torturar en nombre de la izquierda está permitido. Te convierte en un justiciero bueno que lucha por los pobres. Aunque los siete millones de ucranianos asesinados por hambre fueran tan pobres como las ratas. Aunque los veinte millones de víctimas de los gulags fueran tan pobres como las ratas. Aunque las víctimas de Mao o de los jémeres rojos fueran tan pobres como las ratas. Aunque los cristianos chinos actuales sean tan pobres como las ratas, y el sistema comunista chino permita la existencia de mil millonarios que esclavizan trabajadores, pero no las cruces en lo alto de las iglesias.
Podemos es un partido ranciamente estalinista. Leninista es un eufemismo. Tampoco Lenin fue una monjita de la caridad, y por eso crio a Stalin. Pablo Iglesias, con sus cursiladas horteras y malignas en el hemiciclo, además de ser un grosero tiene un fin (Por cierto que Cospedal, la cobarde acomplejada, las llama “anécdotas” y no se atreve a criticarle ante Ana Blanco). Tiene el fin de humillar, ridiculizar y someter a aquellos a los que se dirige. Triste país que permite esos seres. Maduro aprendió bien en esa escuela. Empiezan con ridiculizaciones humillantes, y siguen con insultos y acaban en el “fascista” con el que todos los de esa calaña señalan a sus adversarios. Como las dianas que la ETA pone en las casas de sus víctimas. Veladas amenazas que te señalan para marginarte, desautorizarte y si quieren, más adelante, asesinarte. Y todos serán buenos y hombres de paz.
La Sexta, la Cuatro, e incluso Religión Digital permiten y alientan estas formas de hablar, calumniar y perseguir. Los nazis instauraron el término “judío”. Con ese podían exterminar sin problemas. Tenían más problemas para exterminar al opositor. Lo tenían que disfrazar. Pero los judíos podían ser exterminados de acuerdo a la ley. Los comunistas instauraron un término más amplio, más versátil: “fascista”. Eso les da derecho a todo contra ti. Y eso ha heredado con desfachatez absoluta la izquierda europea presuntamente moderada. Y esto se permite. Y no se declara incitación al odio. Lo hemos sufrido de parte de Batasuna, sus distintas marcas y sus amiguetes durante años. Trescientos mil desplazados a Madrid sin que la Justicia –la Injusticia a sueldo de sus víctimas- hiciera nada. Sin que los sucesivos gobiernos –excepto Mayor Oreja- hicieran nada. Hasta llegar a Otegui hombre de paz. Y todo eso, lo siento, aceptado por Rajoy, promovido por Zapatero, aceptado por Felipe González y por Guerra, los que ahora se quejan de Podemos. Esos dos jugaron a todas las cartas: cal viva y permisividad miserable para usarlos como ariete para sus fines. Deleznable. Y volvemos a las andadas.
¿Y alguien se extraña de que gane Lepen en Francia? A la gente que se oponía a Mitterrand y sus secuaces los han llamado fascistas durante años. Así que ahora responden: si somos fascistas, vamos a serlo de verdad. Tenemos un problema.
Yo soy anarco libertariana y católica, aborrezco las distintas formas de Estado que considero siempre opresivas y que crean ciudadanos irresponsables, adoro la libertad, desprecio a la izquierda actual por su miseria moral e intelectual y por su hipocresía. A mucha honra. Y si a alguien le pica, que se rasque. Y para callarme me van a tener que matar.

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Autor

Pilar Aizpún Bobadilla

Apasionada de Occidente, de la actualidad, de la política y de las ideas. Estoy muy agradecida a los que lucharon por dejarme a mí el mejor de los mundos, así que intento entender hacia dónde vamos y qué mundo les vamos a dejar a los que vienen después

Pilar Aizpún Bobadilla

Apasionada de Occidente, de la actualidad, de la política y de las ideas. Estoy muy agradecida a los que lucharon por dejarme a mí el mejor de los mundos, así que intento entender hacia dónde vamos y qué mundo les vamos a dejar a los que vienen después

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