Masacre en Túnez

En España no se habla ni se recuerda el 11-M, y aún menos sobre el 12 abril 1985. No se han puesto de acuerdo ni los políticos ni los familiares de las víctimas de terrorismo para conmemorar con toda la dignidad que se merecen las víctimas de 11-M, masacradas por yihadistas.
El apoyo de la población al Ejército y a los cuerpos policiales en España es casi nulo, mejor dicho y desgraciadamente muchas veces denostado, como el caso de los Guardias Civiles en Ceuta y Melilla.
Es la hipocresía del buenista, por una parte quiere –y exige- que la policía le proteja sus propiedades, pero cuando la Guardia Civil o el Ejército defiende el territorio, entonces es criticada. La defensa de la propia propiedad privada es santificada pero cuando es la de la colectividad entonces es estigmatizada y denostada. Sin esta última no hay la primera, sin proteger la propiedad colectiva no se puede defender la privada.

España tiene Fuerzas Militares y Guardias Civiles que se juegan la vida para defender las libertades y las vidas de sus ciudadanos. Es un deber de los ciudadanos de un país democrático y libre defender a sus Fuerzas Militares, y esta defensa se traduce en apoyarlas. Los partidos políticos y los líderes de opinión deben encarar la defensa de España, de la libertad y de la democracia sin remilgos, sin tapujos, sin subterfugios, sin excusas, sino con firmeza y con inteligencia. La población tiene que castigar electoralmente a los partidos que justifican el yihadismo, o pretenden “entenderlo” y no lo condenan y se oponen a apoyar a aquellos que defienden la libertad y el país de la barbarie yihadista.

“Divide y vencerás”, pero en el caso de España no hace falta mucho esfuerzo por parte de los yihadistas para conseguir este objetivo. España debe tomar más conciencia, -me refiero a la mayoría- pues hay mucha gente que entiende que los yihadistas son los totalitarios del siglo actual-, más conciencia del peligro que se le avecina y que cada vez está más cerca.

Hoy, esta mañana, han sido asesinadas 22 turistas en Túnez, dos de ellas españolas, catalanas, por el mero hecho de ser «infieles». El Rey y el gobierno español han condenado sin paliativos el execrable y cobarde crimen.

No es una guerra entre civilizaciones, es una guerra de la barbarie criminal yihadista contra la civilización y los valores judeocristianos de Occidente.
¿Son necesarios más atentados para entender que sin defensa no se va a ninguna parte? ¿De dónde vendrá la defensa del país y de sus gentes, o es que se cree que caerá del cielo como la lluvia o que Papá Noel asustará a los yihadistas con las campanitas de su trineo?

Los españoles que hasta ahora eran indiferentes deben dejar de serlo y empezar a tomar conciencia y reconsiderar sus posiciones comprendiendo que sin Defensa no hay libertad, que la libertad tiene un precio, y éste es apoyar a su Ejército y cuerpos policiales, y que al terrorista no se le convence, se le vence. Y no se le vence con poéticos discursos.
NOTAS

http://www.lavanguardia.com/politica/20150318/54428260510/gobierno-condena-atentado-tunez-muerto-espanol.html

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