8ª de San Isidro: Castella abrió la Puerta Grande de Las Ventas

8ª de San Isidro: Castella abrió la Puerta Grande de Las Ventas

(PD).- Llegaron las figuras del toreo a la plaza de toros de Las Ventas y con ellas, la verdadera esencia de la Feria de San Isidro. Sebastián Castella abrió la primera Puerta Grande del ciclo y recupera de este modo el rumbo que parecía haber perdido el pasado año y que amezababa con sacarle del trono del toreo.

Con su primer toro, protestado por chico, manso y noble, pero que metía bien la cara tras la muleta, el torero anduvo inteligente, sabiendo retener a un toro que buscaba las tablas constantemente y al que metió en el cartucho en una apertura muy exigente por el pitón derecho, bajando la mano. Luego, lo mejor llegó por ese lado, en muletazos templados y largos.

En el epílogo, con el animal dando coces y refugiándose en tablas, el francés volvió a lucirse, especialmente en algunos muletazos de adorno. Estocada entera algo trasera y primer trofeo merecido.

Castella estaba decidido a salir en hombros. Y lo consiguió. Con el quinto, un manso con movilidad, logró el otro trofeo por una faena impregnada de verticalidad y profundidad. El torero, que en su última etapa recurría al arrimón, dio una versión totalmente diferente. En los medios y en la distancia larga, comenzó con mayestáticos estatuarios, rematados con un bello pase de la firma.

En los momentos clave, el viento interrumpió series notables, que hubieran sido extraordinarias. El francés, afincado en Sevilla, donde aprendió el arte del toreo de manos de José Antonio Campuzano, consiguió los mejores pasajes con la diestra.

También se la jugó a su manera Morante, que pechó con el lote más deslucido, pero nunca se arredró el artista, y a sus dos toros le plantó cara con gallardía y llegó a dibujar algunos muletazos con el empaque propio de este torero.

Muy distraído y desclasado fue su primero, con el que porfió con decisión; y descastado y deslucido fue el cuarto, ante el que se puso flamenco; es decir, valiente y decidido. Tanto, que dibujó tres derechazos preciosos. ¿Y Talavante? Sus toros y él mismo, prendados de sosería. No se sabe si le pudo la apatía o es que es así. Él sabrá…

LA OCTAVA DE SAN ISIDRO

Plaza de toros de Las Ventas.

Octava corrida de la Feria de San Isidro. Lleno.

Seis toros de Garcigrande, mansos y de distinto juego. Fueron nobles y manejables el segundo, tercero y quinto. Peores el primero, cuarto y sexto.

Morante de la Puebla, silencio y silencio; Sebastián Castella, oreja tras aviso y oreja tras aviso y Alejandro Talavante, silencio tras aviso y silencio. Se desmonteró Curro Molina tras parear al quinto y destacó Tulio Salguero tras picar al sexto. Herido el subalterno Rafael Cuesta. La Infanta Elena presidió el festejo desde el Palco Real.

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