La empanada criminal de monseñor Uriarte, obispo de San Sebastián

O no se entera o ha olvidado ya, acunado por los lujos episcopales, que entre los Diez mandamientos, está uno que ordena sin matices: «No matarás». El obispo de San Sebastián tiene una estrecemecedora empanada mental, que le hace confundir a víctimas y verdugos y la le lleva a olvidar que viviemos en un sistema democrático.

Juan María Uriarte, mediador poco neutro de las conversaciones entre el Ejecutivo de Aznar y ETA, abogó ayer por el diálogo con la banda «como camino ineludible hacia la paz», frente a la «tentación» de «solventar las sensibles diferencias políticas» mediante «la simple aplicación de la ley».

Uriarte hizo este alarde de desprecio al Estado de Derecho, no en la sede del PNV de San Sebastián, ni en la «herriko taberna» de Beasain, sino en el santuario de Aránzazu, en Oñate, con motivo de la festividad de la patrona de Guipúzcoa.

A la llegada al recinto de las autoridades -entre las que se encontraban la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia; la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero, y el diputado general, Markel Olano- una treintena de personas profirieron gritos en favor del traslado de los presos de ETA al País Vasco.

En su homilía, el obispo Uriarte, fiel al legado de su antecesor, Monseñor Setién, defendió que a los etarras se les puede convencer simplemente con buenas palabras para que dejen de poner bombas o de disparar en la nuca.

«En una coyuntura en la que se percibe la tentación de solventar las sensibles diferencias políticas existentes entre nosotros mediante la simple aplicación de la ley vigente», dijo, él personalmente apuesta por resolver los conflictos «mediante la palabra», por lo que «practicará y reclamará el diálogo como camino ineludible hacia la paz».

Eso sí, aclaró que para la moral cristiana «el crimen más grave consiste en matar». De esta forma, según se desprende de las palabras del prelado nacionalista, es más grave matar ciudadanos que hacer cumplir la ley. Hecha esta aclaración, el mediador parcial en las conversaciones entre el Gobierno de Aznar y ETA condenó el método de la «tortura».

«Según el compendio de la doctrina social de la Iglesia», dijo, ni siquiera para atajar «el mal abominable del terrorismo» se puede «permitir la aplicación de la tortura». Según la doctrina de la Iglesia, y -lo que ignora Uriarte- también según el Estado de Derecho que es España.

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