El infatigable Santiago González, bloguero sin par y el mejor comentarista de periódicos que hay en la radio española, acaba de pillar «in fraganti» y de nuevo a los derrochadores del Gobierno ZP. Como escribe en su blog, el Negrito del África Tropical que cultivando cantaba «Yo me leo el Boletín» ha pescado este sábado en el capítulo de subvenciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación unas lágrimas socialdemócratas que da gozo verlas.
Para empezar y aunque suene raro, 30.000 euros para desarrollar «Empatía con la región andina: sensibilidad con los desfavorecidos».
Estamos ante un clamoroso ejemplo de libro de la piedad socialdemócrata. La partida es muy pequeña: cinco millones de las antiguas pèsetas.
Como pasaba con la partida del pasado día 13 para Lesbianas y gays de Zimbabue, es irrelevante para nuestro problema económico.
Lo chusco del asunto es que los 30.000 euros no se empleen directamente en los desfavorecidos, sino en estimular convenientemente las carúnculas lacrimales para que muestren su solidaridad, su empatía; esta superior forma de vida con que nos han distinguido la historia y la naturaleza.
Hay algunas otras partidas admirables desde el punto de vista conceptual: «Fortalecimiento de la sociedad civil y de los sectores productivos del círculo de Assilah, acortando la brecha de igualdad de género», a la que van a parar 300.000 euros.
Para «Promover la participación ciudadana y la gestión cultural como factor de desarrollo local. II Fase Bolivia», otros 300.000. Ayuda de emergencia para reducir la inseguridad alimentaria de la población de Beith Lahia, en la Franja de Gaza después de la operación ‘Plomo fundido’, 266.994 euros. Así hasta un total de 59.379.976 euros.
Reducir la inseguridad alimentaria es lo que antes conocíamos como ‘lucha contra el hambre’.
Y todo con nuestros impuestos.
