El Doctor Muerte de los nazis se convirtió al Islam y falleció en 1992 en El Cairo

El Doctor Muerte de los nazis se convirtió al Islam y falleció en 1992 en El Cairo

(PD).- El criminal nazi Aribert Heim, más conocido como Doctor Muerte, falleció en 1992 en El Cairo a causa de un cáncer de colon, según el relato de uno de sus hijos recogido por la cadena de la televisión pública alemana ZDF, que ha investigado el caso y reunido numerosos documentos.

Nacido en 1914 en Austria, el llamado Doctor Muerte estaba huido desde 1962 y era uno de los criminales nazis más buscados, pese a que su familia hace tiempo aseguraba que estaba muerto.

La cadena ZDF cita en su información a un hijo de Heim, así como a personas que le conocieron durante su estancia en Egipto, a donde llegó utilizando su segundo nombre de pila, Ferdinand, que después cambió por el de Tarek Farid Hussein tras convertirse al islam en la década de los años 80.

«Sí, mi padre vivió en El Cairo», sostiene en una entrevista televisiva que se emitirá mañana Rüdiger Heim, uno de los tres hijos del criminal nazi, acusado de torturar y matar a más de 300 prisioneros con los que practicó horrendos experimentos médicos en el campo de concentración de Mauthausen.

Las tesis de la ZDF se desmarcan así de las especulaciones que desde hace años ubicaban a Heim en países latinoamericanos como Chile o Argentina.

Miembro de las tropas de asalto de Hilter (SS), Heim se escondió durante treinta años en el Cairo, según la cadena de televisión, que ha recabado más de un centenar de documentos, que abarcan desde el pasaporte egipcio de Heim, a extractos bancarios y cartas personales que atestiguan que él y Hussein son la misma persona.

Heim fue detenido en 1945 por tropas estadounidenses cerca de Buchholz e ingresó en prisión, pero fue liberado posteriormente y abrió una consulta de ginecología en Baden-Baden. El criminal, que huyó de Alemania un año después de que se emitiera una orden de detención contra él en Viena, vivió posteriormente, según su hijo, en Francia, España y Marruecos antes de recalar en Egipto.

El hijo relata que visitó a su progenitor en El Cairo por primera vez en los años 70 y que le cuidó durante varios meses en 1990 tras una operación de cáncer, pero que el 10 de agosto de 1992, «el día que terminaron los Juegos Olímpicos, se durmió» y falleció.

La ZDF apunta que existen pruebas de que Heim trabajó como médico para la policía egipcia y añade que el criminal quiso donar su cuerpo a la ciencia, pero, dado que esa práctica está prohibida por el islam, sus restos fueron enterrados en un cementerio en El Cairo.

Historia de un sádico

Hijo de un policía y una ama de casa, Heim empezó sus estudios de medicina en Graz y se licenció en Viena en enero de 1940. Desde 1935 militó en el Partido Nacionalsocialista, entonces ilegal en su país y, tras la anexión de Austria por Alemania (1938), ingresó voluntario en las Waffen-SS en la primavera de 1940.

Aquel año fue destinado al campo de concentración Sachsenhausen (Alemania). Tras una breve estancia en el de Buchenwald, fue enviado en octubre de 1941 a Mauthausen (Austria), donde en los dos meses siguientes causó la muerte de más de 300 presos mediante inyecciones intracardíacas (de fenol, agua o petróleo) para medir cuánto tardaban en morir.

Además practicó cirugías en las que les extirpaba órganos, según consta en anotaciones de su propio puño. Muchas operaciones se hacían sin anestesia para comprobar la capacidad de soportar el dolor de sus víctimas. Uno de los casos más espeluznantes fue el de dos prisioneros de 18 y 20 años a quienes abrió en canal con vida y después decapitó e hirvió sus cabezas con el fin de exponerlas.

Según Ernst Klee, autor del libro Auschwitz, la medicina nacionalsocialista y sus víctimas, el sadismo de Heim superaba al de casi todos los médicos de los campos de concentración. Para el director del Centro Wiesenthal, Efraim Zuroff, su crueldad es equiparable a la de Joseph Mengele, el «ángel de la muerte» de Auschwitz.

Mengele, el asesino más buscado de la historia, era un médico brillante y diabólico. Vestía de impecable blanco y olía a lavanda. En Auschwitz repartía bombones lanzándolos al aire a niños judíos y gitanos antes de someterles a atroces experimentos o conducirles en su automóvil descapotable a las cámaras de gas.

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