Derrotismo, capitulaciones, intercambio de personas… ¿Qué hay detrás de la Ministra de Exteriores israelí?

Derrotismo, capitulaciones, intercambio de personas... ¿Qué hay detrás de la Ministra de Exteriores israelí?

(Caroline B. Glick).- ¿Qué valoración hay que hacer de la Ministra de Exteriores Tzipi Livni? ¿Es la próxima Golda Meir? ¿Es una dama de hierro capaz de ponerse delante de los líderes del mundo y exigir que traten con respeto a Israel? ¿Puede ganar una guerra? ¿Puede mantener alta la cabeza — como hizo Golda en la guerra de Yom Kippur — cuando todos alrededor suyo están perdiendo las suyas y echándole la culpa a ella?

El domingo, Livni seguía al pie de la letra las instrucciones del Primer Ministro Ehud Olmert votando a favor de aprobar el acuerdo de terroristas-por-rehenes de Hizbulah. A pesar de los mejores esfuerzos del gobierno por poner cara de valentía a la decisión, el acuerdo con Hizbulah es claramente el paso más humillante dado nunca por un gobierno de Israel.

A cambio de los cadáveres de dos soldados caídos – Eldad Regev y Ehud Goldwasser – Israel ha accedido a todas las exigencias de Hizbulah. Va a liberar a seis presos y enviarles al Líbano para ser recibidos como héroes. Entregará a Hizbulah los cadáveres de 200 terroristas y de esa manera vaciará los cementerios de Israel destinados a terroristas. Además, ha prometido cerrar los cementerios para terroristas y de esa manera compromete a los gobiernos futuros a no conservar nunca los cadáveres de terroristas como moneda de cambio para futuros intercambios por rehenes israelíes. Israel accede a proporcionar a Hizbulah información acerca de cuatro «diplomáticos» iraníes desaparecidos. Y ha accedido a liberar a una cifra no dada a conocer de terroristas palestinos.

Este acuerdo cimenta el control del Líbano por parte de Irán a través de Hizbulah. También garantiza por completo que cualquier soldado israelí futuro que sea secuestrado por Hizbulah sea asesinado en el momento. ¿Por qué preocuparte por rehenes cuando puedes matarlos y recibir la misma remuneración que cuando los mantienes con vida?

Livni votó a favor de este acuerdo junto a 21 de sus colegas ministros. Al contrario que sus colegas, que se están escondiendo detrás de sus empleados y portavoces, Livni está dando la cara — mintiendo a la opinión pública acerca de la naturaleza de sus acciones.

Conocedora obviamente de lo humillante y estratégicamente desastroso que es este acuerdo para Israel, Livni vende su maniobra como una tentativa descarada por reducir su responsabilidad al votar como votó.

Tras la votación del gobierno, Livni decía a la prensa que ella no apoyará implementar su propia decisión si los palestinos que libera Israel son «operativos terroristas de importancia.» Solamente accederá a liberar a terroristas que sean agentes de a pie. Y si le piden liberar a terroristas veteranos, ella no va a apoyar seguir adelante.

Las declaraciones de Livni son preocupantes a muchos niveles. En primer lugar, plantean la desconcertante perspectiva de que el gobierno nunca debata la identidad — ni la cantidad — de los terroristas palestinos que acaba de acceder a liberar. ¿Se supone que nos tenemos que creer que Livni estuvo sentada durante una reunión del gabinete de cinco horas y no preguntó ni una vez a favor de la liberación de quién estaba votando? ¿Es posible que la Ministra de Exteriores de Israel renunciase a estar informada de la sustancia de sus propias decisiones? Más allá de eso, ¿cómo pudo haber votado a favor de un acuerdo que dice no conocer?

Por encima de todo, las declaraciones de Livni son deprimentes a causa de lo que revelan de su carácter — o de la falta del mismo. Al realizar estas declaraciones, la Ministra estaba intentando esquivar la responsabilidad de sus propias acciones. Y estas acciones van más allá de su voto a favor de este acuerdo execrable, moralmente atroz y estratégicamente desastroso con Hizbulah. Ilustra todas sus acciones como ministra de exteriores desde que Regev y Goldwasser fueran secuestrados de sus puestos en la frontera con el Líbano el 12 de julio de 2006.

Desde las primeras etapas de la guerra de Israel con Hizbulah hace dos años, Livni predicaba el derrotismo. Empezó a instar a un alto el fuego negociado que dejaría a Hizbulah a cargo del sur del Líbano apenas horas después de que Hizbulah atacase a la unidad de Goldwasser y Regev y empezara a bombardear el norte de Israel con misiles. Exhortaba a sus colegas diciendo que Israel no tenía posibilidades de una victoria militar. Livni hizo esto incluso cuando estaba claro que la única opción buena que tenía Israel era combatir por una victoria militar.

Si Israel hubiera derrotado a la legión extranjera de Irán en el Líbano en el campo de batalla, habría protegido el norte de Israel y permitido cumplir su promesa de transformar el Líbano en una democracia multiétnica al movimiento democrático del 14 de Marzo. El 12 de julio de 2006 estaba claro ya que la derrota israelí abriría el camino a la toma de control del país por parte de Hizbulah.

Pero frente a esta realidad conocida, Livni pedía a Israel capitular. La política que defendió implicaba que Israel se pusiera en manos de Naciones Unidas suplicando al Consejo de Seguridad el despliegue de fuerzas a lo largo de la frontera para proteger a Israel. Y al final, el derrotismo de la Ministra fue suscrito por Olmert y sus colegas y de esa manera Israel perdió su primera guerra.

Sobre el terreno, las fuerzas internacionales cuyo despliegue a lo largo de la frontera era la piedra angular de la política de Livni son una broma. Como fue previsto por sus críticos dentro del gobierno y en el discurso a la opinión pública en aquel momento, UNIFIL es totalmente ineficaz porque no tiene absolutamente ningún interés en combatir a Hizbulah. Como se esperaba, no ha hecho nada por impedir el rearme de Hizbulah. No ha hecho nada por proteger a las fuerzas pro-democracia en el Líbano de Hizbulah. En la práctica, en el golpe de efecto de Hizbulah el mes pasado, los efectivos de UNIFIL se han comportado como si no hubiera pasado nada. Lejos de proteger la frontera con Israel, las fuerzas de UNIFIL han servido de barrera de protección para permitir a Hizbulah hacer valer su control sobre la frontera sin cuestión.

Por supuesto, Livni no ha reconocido nunca sus propios errores ni aceptado su parte de la responsabilidad del desastroso estado de las cosas. Y ahora, tras votar a favor de cimentar la victoria de Hizbulah sobre Israel, lejos de aceptar la responsabilidad de la situación que ella ha servido de instrumento para cimentar, la Ministrar realiza declaraciones interesadas y patentemente falsas a la prensa en una tentativa obvia por esconder su propio derrotismo de partida.

El carácter y el comportamiento de Livni son motivo de análisis porque a los medios sólo les falta proclamarla formalmente primera ministra de Israel. Cada uno de los artículos acerca de empresarios que sobornan a Olmert se acompaña de un perfil de elogio a Livni. Que ella está en contacto con el pueblo. Que tiene un aspecto genial vestida con pantalones de sastre. Que trabaja duro. Que no es una choriza. Que lleva la iniciativa.

Los medios pretenden hacernos creer que el simple hecho de que Livni no forme parte de la investigación de la policía la convierte en válida para liderar al país. Obviamente es ridículo. La verdadera pregunta no es si la Ministra de Exteriores es una ladrona o no, sino si es una líder o no. ¿Lo es?

A lo largo de los tres últimos años, Livni ha introducido e implementado una nueva doctrina para la política exterior israelí. Su pilar central consiste en la indefensión de los judíos. Livni ha expresado esta noción directriz básica en cada uno de los discursos importantes sobre política exterior que viene pronunciando desde finales del 2005. En el más reciente, repetía su opinión en un discurso en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad de Tel Aviv el 22 de junio.

En él Livni explicaba que la legitimidad de Israel como estado judío es condicional. El derecho de autodeterminación del pueblo judío depende por completo de la aceptación de Israel por parte de la comunidad internacional. Y en su mente, la aceptación depende por completo de la iniciativa por establecer un estado palestino.

Según sus palabras, «Hoy, la existencia de Israel está siendo deslegitimada, no solamente su supervivencia física sino también su existencia como patria nacional del pueblo judío… solamente el hecho de que se esté emprendiendo una exhaustiva iniciativa internacional a causa de las demandas de los palestinos de su propio estado nacional conduce al mundo a percibir la demanda por parte de Israel de ser reconocido como patria del pueblo judío como legítima… eso significa que la demanda de [los palestinos] cristaliza y refuerza la percepción de la existencia de Israel como patria nacional del pueblo judío.»

En otras palabras, tal como ve Livni las cosas, si Israel no es percibido como completamente comprometido con un estado palestino — por parte de los árabes y de Occidente por igual — entonces el mundo nunca aceptará a Israel y por tanto, en su propia opinión, el derecho de Israel a existir se desintegra.

La Doctrina Livni es inaceptable por dos motivos básicos. En primer lugar, es inherentemente racista con los judíos. La visión del mundo de la Ministra de Exteriores de Israel se levanta sobre la premisa de que al contrario que todas las demás naciones del planeta, la nación de los judíos carece de derecho natural e inherente a la autodeterminación.

Además, desde su perspectiva, Israel es completamente incapaz de cambiar la situación. No debe defenderse en la escena internacional. Exclusivamente puede ceder según sople el viento y rezar porque pase lo mejor. De manera que en opinión de Livni, el hecho de que Israel lleve ya 60 años existiendo como estado judío soberano no cambia en ningún sentido la situación del pueblo judío. Somos exactamente igual de vulnerables a las maquinaciones políticas de los demás hoy como lo fuimos durante 2000 años de exilio apátrida, y estamos condenados a estar siempre indefensos. Según sus teorías, nuestra soberanía duramente ganada es una tentativa vacía que nunca puede ser lograda.

La doctrina Livni deja claro que simplemente es una pensadora profundamente limitadita. También la evidencia como una seguidora. El Almirante de campo británico Marshal Bernhard Montgomery dijo una vez, «Mi definición de liderazgo es ésta: la capacidad y la voluntad para congregar a hombres y mujeres en torno al carácter que inspira confianza.» La esencia del liderazgo es la capacidad para presentar al pueblo la visión de un objetivo y después movilizarlo para trabajar hacia lograr ese objetivo.

La visión del mundo de Livni es totalmente contraria a esta noción central básica de liderazgo. Lejos de congregar al pueblo en torno a un propósito común, ella nos dice que somos incapaces de lograr objetivo alguno. En lo que a ella concierne, nuestro estado no significa nada en absoluto. Nuestra fuerza no significa nada en absoluto. Nuestra voluntad colectiva de perseverar es contra productiva. Nuestra herencia solamente tiene valor si los demás la reconocen. Nuestros derechos tienen exactamente la importancia que los demás estén dispuestos a darles.

Livni no es la primera cabeza hueca en ser aclamada por los medios de Israel como la próxima esperanza. Otras, como el jefe del estado mayor del ejército (jubilado) Amnon Lipkin-Shahak o el anterior líder del Partidos Laborista Amram Mitzna también cuentan con esta distinción. Tras años de promoción en los medios, ambos hombres quedaron rápidamente en evidencia como seguidores a la primera vez que se vieron desafiados a llevar la iniciativa.

Solamente cabe esperar que Livni sea desafiada de manera parecida y de esa manera quede en evidencia antes de ser propulsada a la principal cartera de Israel. La nación a duras penas se puede permitir estar liderada por otra oveja endeble.

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