Al Qaeda en Irak ha pasado a mejor vida

Al Qaeda en Irak ha pasado a mejor vida

(Amir Taheri).-Al Qaeda en Irak ha pasado a mejor vida. Habiendo perdido el apoyo popular del que disfrutó en tiempos en las zonas sunitas de Irak, tiene pocas esperanzas de ganar poder en cualquier lugar del país.

Tanto los destractores como los partidarios de la guerra en Irak parecen reticentes a plantear el asunto de lo que está sucediendo allí ahora mismo como tema de la carrera presidencial.

Los detractores, por supuesto, no pueden negar que las cosas están mejor que hace un año — y podrían temer que esto persuadiera a los votantes de que el Presidente Bush ha estado en lo cierto todo el tiempo después de todo.

Después de todo, el portavoz de la mayoría en el Senado Harry Reid decidía que la guerra estaba «perdida» hace un año. Y los críticos han pasado cinco años echando las campanas al vuelo con la presuntamente inminente guerra civil iraquí. (Algunos llegaron a sugerir en determinados momentos que Irak ya estaba en medio de una guerra civil.) También habían predicho «el final de Irak», incluyendo su partición oficiosa en cantones sectarios. Pero Irak ha desafiado todas esas predicciones.

Lo que es peor para el colectivo pacifista, el examen detenido de la situación de Irak hoy puede dar credibilidad al análisis de Bush de que la República Islámica de Irán ha emergido como la principal fuente de problemas allí. Eso solamente podría conducir a una conclusión: la necesidad de actuar contra Teherán.

Los partidarios de la guerra comparten ese motivo de preocupación, aunque por razones enteramente diferentes. No parecen capaces de construir un consenso sobre cómo tratar con la amenaza iraní. Puesto que tampoco pueden estar seguros de que la reciente mejora de la situación en Irak vaya a durar hasta el día de las elecciones, lo más sabio parece no tocar el tema.

¿Pero cómo evitar un debate serio sobre Irak hoy? Los detractores de la guerra tienen una respuesta fácil: centrarse en las partes desagradables de los últimos cinco años.

Ellos afirman que la guerra fue ilegal, presumiblemente porque el francés Jacques Chirac no la aprobó específicamente y porque el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annán se quejaba sobre ella dos años después de los hechos.

Y citan los pseudo-estudios que anuncian centenares de miles de muertos iraquíes como resultado de la caída de Saddam Hussein — ignorando convenientemente el hecho de que estos estudios (incluyendo el escandaloso publicado por el Lancet) han quedado en evidencia por fraudulentos.

También sacan a colación los escándalos de Abú Ghraib, las denuncias de mercantilismo a grandes compañías norteamericanas, y por último pero no menos importante, el hecho de que no se encontrasen armas de destrucción masiva en Irak.

Si los detractores de la guerra siempre ponen el énfasis en el pasado, los partidarios de la guerra miran a un futuro incierto — refutando las historias de sus enemigos con algunas propias.

Su catálogo de catástrofes inminentes discurre así: si América abandona a Irak ahora, seguirá un genocidio; Al-Qaeda revivirá; Irán se beneficiará enormemente; Oriente Medio se desestabilizará más; la palabra de América se verá devaluada, y así sucesivamente.

Todo eso, por supuesto, puede ocurrir — simplemente no lo sabemos.

Por mi parte, no creo que una salida norteamericana vaya a conducir al genocidio. Los iraquíes no son hutus y tutsis; la guerra sectaria de la que hemos sido testigos un par de años fue una guerra entre sectarios – no un conflicto entre vecinos como en Ruanda o la antigua Yugoslavia.

Tampoco creo que Al Qaeda vaya a revivir. Al Qaeda en Irak ha pasado a mejor vida. Habiendo perdido el apoyo popular del que disfrutó en tiempos en las zonas sunitas de Irak, tiene pocas esperanzas de ganar poder en cualquier lugar del país.

Tampoco pienso que Irán se vaya a beneficiar. Por el contrario, podría encontrarse cargando parte del peso que los americanos llevan ahora en Irak. Y eso no parece beneficioso para un estado fundamentalmente débil y frágil como la República Islámica, que cada vez se enfrenta a más desafíos en casa.

¿Se desestabilizará más Oriente Medio? De nuevo, no lo sabemos. La presencia norteamericana ha ayudado a mantener a raya algunas tensiones; su salida podría liberarlas, conduciendo a guerras regionales. Pero ni siquiera una guerra de importancia como la de Irán-Irak de los años 80 afectaría necesariamente al equilibrio general de poderes.

Ni siquiera el argumento de que una retirada norteamericana podría devaluar «la palabra de América» es firme. La mayor parte de la gente, en Oriente Medio y por todas partes, sabe que las elecciones cambian las administraciones norteamericanas y que la prioridad de cada partido es hacerse con el poder, no reconfortar a los aliados.

Hace tres décadas, América abandonó a sus aliados en el sur de Vietnam a la masacre, los campos de concentración y las oleadas de balseros. Cerró sus puertas al shah de Irán, aliado de por vida, y tras concederle asilo por razones médicas, rápidamente le expulsó de la manera más humillante. Aun así, la palabra de americanos no se vio devaluada.

¿Por qué? América es estimada con respecto a su poder económico, militar y cultural — que es probable que permanezca sin rival en el futuro próximo.

Quizá más importante sea que, llegado el momento crucial, América con frecuencia se ha comportado mejor que cualquier otra potencia mundial de la historia. Todas las grandes potencias traicionan; Estados Unidos ha traicionado menos que la mayoría, y menos descaradamente.

EL ÚNICO DEBATE ÚTIL acerca de Irak se centraría en lo que está sucediendo ahora mismo — no lo que sucedió hace cinco años ni lo que podría suceder dentro de cinco años.

Es lo que está sucediendo ahora mismo lo que hace digno de lucha al nuevo Irak – no solamente para los americanos, sino para todos los que sueñan con un Oriente Medio próspero, plural y libre.

Irak ha sangrado, pero permaneció erguido. Irak ha resistido a Al Qaeda y a la maquinaria del terror iraní. Los iraquíes están aprendiendo a construir una sociedad nueva basada en el pluralismo y están descubriendo los valores que, a su debido tiempo, ayudaron a desarrollarse a las democracias occidentales.

A pesar de todo su sufrimiento, o quizá a causa de él, Irak no ha sucumbido a las fuerzas de la oscuridad, gracias en parte al continuo apoyo norteamericano. Esa nueva noticia merece formar parte del debate presidencial.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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