La mayoría silenciosa es irrelevante si está acobardada y paralizada

La mayoría silenciosa es irrelevante si está acobardada y paralizada

(PD).-Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples. Solía tratar con un hombre cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial. Eran propietarios -cuenta Paul E. Marek– de un gran número de industrias y empresas grandes. Le pregunté cuántos alemanes eran Nazis de verdad, y la respuesta que dio se me ha quedado impresa y desde entonces guía mi postura hacia el fanatismo.

«Muy pocas personas eran verdaderos Nazis», dijo, «pero muchos disfrutaban del retorno del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que simplemente pensaba que los Nazis eran un puñado de locos. De esa manera, la mayoría simplemente se cruzó de brazos y dejó que sucediera todo. A continuación, antes de poder hacer algo, ellos tenían las riendas y nosotros habíamos perdido el control, y el final del mundo se había presentado. Mi familia lo perdió todo. Yo terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas».

Una y otra vez se nos relata por parte de expertos y tertulianos que el islam es la religión de la paz y que la gran mayoría de los musulmanes simplemente desea vivir en paz. Aunque esta afirmación insustancial puede ser cierta, es completamente irrelevante. Es una vaguedad insignificante encaminada a hacernos sentir mejor y concebida para reducir de alguna manera el fantasma de fanáticos que causan destrucción por el mundo en nombre del islam.

El hecho es que los fanáticos dirigen el islam en este momento de la historia. Son los fanáticos los que se manifiestan. Son los fanáticos los que emprenden cualquiera de las 50 guerras activas en todo el mundo. Son los fanáticos los que masacran sistemáticamente a los cristianos o los grupos tribales de África y los que están gradualmente tomando el control de todo el continente en una oleada islámica. Son los fanáticos los que revientan, decapitan, asesinan o ejecutan los crímenes de honor. Son los fanáticos los que toman el control de mezquita tras mezquita. Son los fanáticos los que extienden fanáticamente las lapidaciones y las ejecuciones con la horca de las víctimas de violación y los homosexuales. El hecho demostrable y difícil es que «la mayoría pacífica» es «la mayoría silenciosa», y está acobardada y paralizada.

La Rusia comunista se componía de rusos que simplemente querían vivir en paz, pero los comunistas rusos son responsables de la muerte de alrededor de 20 millones de personas. La mayoría pacífica fue irrelevante. La enorme población de China también era pacífica, pero los comunistas chinos lograron matar a unos sobrecogedores 70 millones de personas. El individuo japonés medio antes de la Segunda Guerra Mundial no era un sádico fanático de las guerras. Pero Japón se abrió camino a base de matanzas y carnicerías por todo el sureste de Asia en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático de 12 millones de civiles chinos — asesinados la mayoría a través de la espada, la hoja o la bayoneta. Y quién puede olvidar Ruanda, que colapsó por completo en una carnicería. ¿No podría decirse que la mayoría de los ruandeses eran «pacifistas»?

Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y obvias; pero, con todos nuestros ejercicios de raciocinio, con frecuencia pasamos por alto las ideas más básicas y sencillas. Los musulmanes pacifistas han pasado a ser irrelevantes gracias a los fanáticos. Los musulmanes pacifistas han pasado a ser irrelevantes a través de su silencio. Los musulmanes pacifistas se convertirán en nuestro enemigo si no se pronuncian, porque, al igual que mi amigo de Alemania, despertarán un día y descubrirán que los fanáticos dirigen su futuro, y el final del mundo habrá comenzado.

Los alemanes, los japoneses, los chinos, los rusos, los ruandeses, los bosnios, los afganos, los iraquíes, los palestinos, los somalíes, los nigerianos, los argelinos pacifistas y muchos otros pacifistas han muerto a causa de que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que era demasiado tarde. En cuanto a nosotros, contemplando mientras todo se desenvuelve, tenemos que prestar atención al único grupo que cuenta: los fanáticos que amenazan nuestro estilo de vida.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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