No Quisiera yo ponerme y ponerles demasiado nostálgicos o a lo peor melancólicos, disculpen la tristeza, que diría aquél, pero echando atrás apenas un puñado de años se da uno cuenta de que hace ya una década vieron la luz unas cuantas películas de notable calado en la memoria colectiva y que te deja la sangre helada comprobar que a pesar de tener la sensación de que fueron estrenadas ayer, dista bastante de ser así.

No sé si les resultará paradójico, curioso o aterrador tomar consciencia de que allá por 2008 fue cuando, por ejemplo, se presentó en sociedad el fenómeno adolescente de Crepúsculo, soberana moñada que lanzó al estrellato a su pareja protagonista (Kristen Stewart y Robert Pattinson), de mayor recorrido la carrera profesional de la primera, bastante más endeble la del segundo. Hoy, con la perspectiva de diez años de madurez que dejan atrás la vergonzosa edad del pavo y la risa floja bobalicona, las consumidoras y algún que otro consumidor de arrumacos vampiriles casi no se atreven a reconocer que empapelaban sus sanctas sanctórum con posters de la saga que ahora ya va acomodándose en el olvido. Es la primera de cinco entregas cinematográficas y recaudó la bagatela de casi 400 millones de dólares. Supongo que se trata de etapas que hay que pasar en la vida, qué le vamos a hacer…

En diciembre de 2008 Brad Pitt y Cate Blanchett coincidieron en la cinta El curioso caso de Benjamin Button, una propuesta irregular que aunque suene a broma, parece haber envejecido mal. En el caso de su protagonista, recordemos que hacía demasiado uso de maquillaje para transportar al anciano hasta el recién nacido en un extraño proceso de madurez a la inversa. Su director, David Fincher, no puede quejarse del rédito económico de la propuesta, pero tiene obras mejores en su trayectoria profesional…

También en 2008 nos cautivó WALL-E, la soberbia cinta ecologista de animación de Pixar que ganó el Oscar a la Mejor Película de Animación, y cuya trama gira en torno a un robot diseñado para compactar basura que se las tiene que apañar en un apocalíptico y desesperanzador futuro que nos pretende poner sobre aviso de los peligros de no cuidar nuestro planeta. Aún en esas, el protagonista deja hueco para la ternura. Imprescindible en su género y fuera de él.

Hay que señalar que ese mismo año fue el elegido por Marvel para que diera comienzo el gran espectáculo pirotécnico de superhéroes que domina con mano de hierro hasta la actualidad. Se estrenó Iron Man de Jon Favreau, la primera de muchas, con Robert Downey Jr. Sin hacerse una idea de que quedaría marcado por el papel para siempre.

Por otros derroteros de la cartelera nos llegaba la gran Meryl Streep (con Amanda Seyfried, Pierce Brosnan, Colin Firth también en el reparto) atreviéndose con todo, incluido cantar y bailar. El musical Mamma mía encandiló al numeroso público de mediana edad recordando esos grandes éxitos de ABBA. Precisamente este 2018 está previsto el estreno de su secuela.

Pero el bombazo realmente vino con la esperadísima segunda parte de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, a la postre la mejor entrega, con la tan discutida a priori interpretación de Heath Ledger en el pellejo de Joker (Jack Nicholson es mucho Jack Nicholson. El resultado fue una estupenda cinta, y ¡tachaaaan!, como el mismo Joker decía en una inolvidable secuencia de la misma, lápiz en mano, el mejor malo de cómic que se ha visto en la gran pantalla, Oscar póstumo incluido.

Si aún no se han convencido con todo lo citado de que el tiempo vuela es que es usted un poco inconsciente o muy joven. Suerte en ambos casos. Aún así yo recomendaría hacer algo divertido o ir a visitar a alguien querido. Que pestañeamos dos veces y hablaremos del décimo aniversario del estreno de alguna película del 2018…