Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

Perfectos desconocidos: hijos de la gran luna

En una ciudad pequeña, donde una película dura poco en cartel por la falta de público masivo, donde tampoco hay demasiada cultura de cine español, aparece el «elemento Perfectos desconocidos», la cinta de Álex de la Iglesia que aguanta contra todo pronóstico como una campeona con buena afluencia del respetable. ¿Cuál es el secreto? Tenía que descubrirlo…

El conocido y controvertido realizador se pone esta vez al mando de un proyecto que no es suyo, un encargo que le permite dar su toque ácido y divertido sin lastrar al resultado final con el habitual despiporre desatinado que De la Iglesia suele incluir en sus demenciales desenlaces. Inesperadamente, parece ser que el corsé le ha sentado bien al artista y también a su obra.

La tremenda situación que nos ofrece esta historia ocurre al abrigo de una misteriosa superluna con eclipse incluido, incomparable vista desde el balcón del ático en el que se reúne para cenar un grupo de parejas amigas de toda la vida. Los integrantes de dicha reunión, craso error siempre, deciden jugar (con fuego) al inocente juego de dejar los móviles encima de la mesa y compartir con los demás cualquier llamada o mensaje entrante. Se evidencia pues el desastre sin solución, ante la sospecha de tener oscuros secretos que sobrevuela a quien se eche atrás. Y claro, todos tienen (¿tenemos?) secretos, más o menos oscuros, y la circunstancia da para un buen puñado de situaciones que no por esperadas le restan ni un ápice para convertirse del todo en desternillantes. Cómo nos hace reír el apuro social ajeno…

El flamante reparto coral está formado por algunos rostros de enjundia y buena relación con la comedia como los de Belén Rueda (correcta siempre), Eduardo Noriega (al que le falta cuarto y mitad de naturalidad cuando se ríe), Eduard Fernández (un lujo), Dafne Fernández, Pepón Nieto o Ernesto Alterio (que tiene perfectamente interiorizado el papel de hombre mezquino metido en problemas que le superan). En general, gran labor interpretativa. Por supuesto, los personajes acabarán descubriéndose como una panda de cabrones (¿se puede decir «cabrones»?) de tomo y lomo que, ya sea por influencia lunar (lo peor de la historia es el extraño influjo místico, que no convence nada), por naturaleza humana o por simple aburrimiento ante la rutina, muestran sin querer algunas de las miserias que tenían bien guardadas bajo siete llaves. Ya saben, que tire la primera piedra…

¿Dónde reside pues el secreto del éxito de esta peripecia carente de originalidad (se trata de por sí de un remake de una cinta italiana de 2016)? Pues en que a veces es tan sencillo como sumar uno más uno: es muy, muy divertida (hacía bastante que no me reía en el cine, soy de risa difícil), está bien rodada e interpretada y saca lo más perverso y maquiavélico de cualquiera. No hace falta más.

Dirección: Álex de la Iglesia. País: España. Duración: 96 min. Género: comedia negra. Intérpretes: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto, Beatriz Olivares. Guión: Jorge Guerricaechevarría, Álex de la Iglesia (Original: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello). Música: Víctor Reyes. Fotografía: Ángel Amorós. Estreno en España: 1 de Diciembre 2017.

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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