Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

Warcraft, el origen: El Señor de los Ladrillos

Me pasé como tantos otros gran parte de la infancia jugando a videojuegos diversos, aunque debo reconocer, llámenme rarito, que no soy especialmente asiduo de adulto y que tampoco he sido seducido por el universo Warcraft; puede que esto me condicione como espectador o simplemente me aclare la mente de ideas preconcebidas, quién sabe. El caso es que hace pocos días estábamos hablando de la transformación de un videojuego exitoso pero más simple que un martillazo en nada menos que un largometraje de animación, con reveladores resultados, por cierto. Pues aquí nos encontramos, tropezando de nuevo con la piedra de la adaptación al cine de lo que a priori tiene una base de machacar enemigos con pocas excusas más allá que la más pura y lúdica evasión.

En su título Warcraft: El origen ya parte con la pretenciosidad de anunciarnos que estamos ante el comienzo de una saga: que nadie se muera de pena cuando acabe, que habrá mucho más. Así de sobrados van los creadores, que saben de antemano de la salud económica que va a gozar el beneficioso recuento recaudatorio. Pero lo que viene siendo cine, más allá de los fuegos de artificio creados en más de un noventa por ciento delante de pantallas de esas de efectos infográficos, además de parecer lo que en esencia es, pero en la gran pantalla, y con opción de gafas 3D, se antoja un señor ladrillazo en la cabeza de puro aburrimiento y descerebre. Y, ojo, diez años han tardado en dar con el guión definitivo desde que compraron los derechos. Se ve que tiene más intríngulis de lo que aparenta inventarse que a un mundo de fantasía medieval habitado por humanos llega en plan fiestón de fin de semana una horda de terribles orcos que pretenden invadirlo todo por métodos poco pacíficos. No esperarían la Revolución de los Claveles, ¿no? A la cabeza de todo el orquerío, un hechicero peligroso que aúna en un solo ejército a hordas, mareas y confluencias, si se me permite la inocente broma de actualidad. Dos bandos, unos cuantos protagonistas que tienen en sus manos decantar la balanza y espadazos o martillazos según gustos para dar y repartir.

El notable ejercicio de efectos visuales que dan vida a los orcos (aunque la protagonista «canta» un poco mucho siendo en apariencia una humana supermodelo con colmillitos diminutos y pintada de verde moco) no puede encumbrarse tanto como para justificar el tono megaépico y grandilocuente de la música que lo ambienta o del discurso de los personajes. Cosas del marketing o de la profunda estupidez, pero no por repetir muchas veces que algo es muy grande hace que su aroma a lo peor de aquella Dungeons & Dragons con Jeremy Irons haciendo el ridículo (¿se acuerdan?) se acerque más a El Señor de los Anillos…

Dirección: Duncan Jones. País: USA. Género: Acción, fantástico, videojuegos. Duración: 123 min. Intérpretes: Travis Fimmel (Anduin Lothar), Ben Foster (Medivh), Paula Patton (Garona), Toby Kebbell (Durotan), Rob Kazinsky (Orgrim), Dominic Cooper (rey Llane Wrynn), Daniel Wu (Gul’Dan), Ben Schnetzer (Khadgar), Ruth Negga (lady Taria). Guión: Charles Leavitt y Duncan Jones, basado en el videojuego de Blizzard Entertainment. Fotografía: Simon Duggan. Música: Ramin Djawadi. Estreno en España: 3 Junio 2016. En cines 2D y 3D.

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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