Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

Gravity: un mal rato

Se antoja complicada la empresa de hablarles a ustedes de esta película con el espacio del que dispongo y con lo complicado que es expresar con palabras aquello que se ha vivido con intensidad. En realidad se puede afirmar que la obra magistral del mexicano Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Hijos de los hombres) se trata de una “experiencia de corazón encogido”, puesto que te atrapa y conmueve, acompañando a los personajes por una experiencia angustiosa en lo físico y en lo vital que no permite pensar en otra cosa y hace que los noventa minutos de metraje te parezcan veinticinco. La historia, lineal y sencilla, no permite concesión alguna a los recursos cinematográficos para enfatizar la emotividad con forma de flashbacks, saltos temporales o distracciones de ese tipo que podrían romper el estado de trance visual y la comunión perfecta con el espectáculo técnico e interpretativo que recién estrenada convierte a esta película en una referencia del cine. Se trata de colocarnos como privilegiados observadores de las dificultades extremas de dos astronautas que se enfrentan a lo peor que les puede ocurrir allá arriba, donde uno es consciente de la pequeñez de su propia existencia. Y para que nos sintamos parte del momento más que público que asiste a un show, el argumento se centra inteligentemente en contarnos lo que estamos viendo y pocas, poquísimas referencias anteriores o posteriores al lapso de tiempo que dura la película, dando importancia así a la propia participación de dicho observador y evitando dirigismos innecesarios.

El minimalista reparto está formado por George Clooney, estupendo y carismático en un papel que le sienta como anillo al dedo, y por una colosal Sandra Bullock como principal exponente en minutos e intensidad que clava el trabajo de su vida. Más que brillantes ambos, especialmente ella, cuyo personaje tiene más posibilidades, transmitiendo humanidad, el elemento clave para que un proyecto tan apabullante en lo técnico y con semejante escenario no parezca frío y pueda presumir de equilibrado. Y ya que mencionamos el aspecto técnico, cabe mencionar que difícilmente se puede asistir desde una butaca ante una pantalla a un trabajo tan creativo y realista como esta experiencia ingrávida entre rincones diminutos dentro de una nave, esquivando objetos o gotas flotando que nos ofrece un rodaje extenuante en lo visual y de magnífico montaje. Hay que añadir que la cinta está rodada para el 3D y es así como se recomienda su visionado, puesto que el recurso tridimensional, la mayoría de las veces el timo de la estampita, en este proyecto aporta lustre y un sentido del hiperrealismo que desencaja la mandíbula del más agnóstico. A aquellos que le sacan punta a elementos supuestamente erróneos en la concepción científica de la película yo les diría desde el respeto que puede que no hayan entendido las concesiones que una película tiene que hacer cuando no es un documental para llegar a la gente, y que si hay que sacar punta a lápices tan afilados es señal de que la cosa no ha quedado en la indiferencia.

Desde la reflexión y la serenidad que permite el ponerme a escribir estas líneas unos días después de haber visto esta obra magistral, sin la emoción del momento, debo reafirmarme en la idea con la que salí del cine de que estamos ante una de esas películas redondas, y no soy tipo de otorgar perfecciones gratuitas. De hecho sólo recuerdo una vez que haya hablado en estos términos en la que ya empieza a ser gran cantidad de veces que he tenido el gusto de dirigirme a ustedes (premio para el que sepa a qué otra me refiero). El caso es que bendito mal rato me ha hecho pasar Cuarón con esta odisea a la que desde aquí le deseamos todos los premios y la recaudación que se merece.

Dirección: Alfonso Cuarón. Duración: 90 min. Intérpretes: Sandra Bullock (Dra. Ryan Stone), George Clooney (Matt Kowalsky). Guión: Alfonso Cuarón y Jonás Cuarón. Producción: Alfonso Cuarón y David Heyman. Música: Steven Price. Fotografía: Emmanuel Lubezki. Montaje: Mark Sanger y Alfonso Cuarón. Diseño de producción: Andy Nicholson. Vestuario: Jany Temime.

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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