Por Daniel Vicente

No me considero un ‘Trekie’. Para nada. Yo soy más de Star Wars. Prefiero un millón de veces el Halcón Milenario a la Enterprise, y a Han Solo frente al Capitán Kirk.

Sin embargo, también reconozco que hay que tener un gran respeto para la que es la mejor saga de Ciencia Ficción de la televisión, con una larga carrera que la avala y un carisma de una serie de personajes que hace que todos, hasta los que no somos grandes seguidores de Star Trek, sepamos quién es Spock, posiblemente el extraterrestre más famoso del espacio (¿quién no ha intentado hacer el saludo ‘vulcaniano’).

Es por eso por lo que no me pude resistir al ver el remake de J. J. Abrams, a pesar de que lo único en cine que he visto de él, ‘Monstruoso’, no me entusiasmó, mala fama al margen de que todo lo que hace, como por ejemplo la serie ‘Lost’, no parece tener punto y final.

La película me entretuvo. Esa es la principal finalidad de una cinta ¿verdad?, y me dediqué a disfrutar del espectáculo de efectos especiales sin tratar de llegar más allá, como por ejemplo calidad de guión o interpretación de los actores. Me gustan las naves espaciales. No soy imparcial.

Pero si hago por dar una vuelta a la tuerca al asunto, es cierto que el guión es un auténtico ‘collage’ de topicazos, a cuál más previsible, como el chico rebelde que pasa de la Flota Estelar y termina siendo el comandante de su nave insignia, o que si te lanzan a un planeta perdido en el espacio es seguro que terminas al ladito de donde más te conviene, ya que sabemos que los mundos, los del espacio también, son un pañuelo.

Para los aficionados a la saga, no cabe duda de que lo más interesante es la presentación de sus célebres personajes (hay que recordar que esta película es algo así como el punto de partida de todo el mogollón), como es el caso de los mencionados Capitán Kirk, Mr. Spock, el doctor McCoy, el piloto Hikaru Sulu o el jefe de maquinas ‘Scottie’, pero la forma de incluirlos y dar explicación del por qué acaban ahí se me antoja de lo más ridícula e injustificada.

Si a esto le unimos algún romance sacado de la manga de don Juan Palomo, perdón, de Abrams, sin venir a cuento y que casi da la risa, es cuando el equilibro entretenimiento frente a ‘buenopaseporestavez’ empieza a inclinarse peligrosamente hacia lo segundo y surge la indignación.

Pero insisto, como película de ciencia ficción, de puro entretenimiento, con explosiones, rayos de todos los colores, bichos raros, orejas puntiagudas y poco más, sin querer ir más allá del espacio profundo del séptimo arte en estado puro, puede merecer la pena acercarse al cine y evadirse durante un rato de la crisis, la gripe porcina y la madre que lo parió.