Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

¿Quién pone la voz?

Desde siempre el trabajo del doblador ha sido completamente ninguneado, y es más que justo reconocer la labor de unos profesionales que nos permiten entender películas de cualquier parte del mundo. Por lo tanto, es una obviedad resaltar la necesidad e importancia de estos «trabajadores de trinchera» de la industria cinematográfica. Salvo raras excepciones como la de Joan Pera, voz de toda la vida en nuestro país de Woody Allen -al que el genial director saca en su último trabajo, rodado en Barcelona, en agradecimiento a los servicios prestados-, nunca se harán famosos ni ricos gracias a este trabajo, y encima tienen que aguantar la reiterada intromisión de «famosetes» (especialmente en las cintas de animación). En realidad, más que intromisión es imposición con calzador de los productores, que piensan que así la película tendrá más gancho comercial. Porca miseria…

Hasta el mismísimo gorro de gente ejerciendo su trabajo sin tener ni idea, los dobladores han unido sus voces y han hecho reiterados llamamientos y peticiones oficiales.

Lo mejor es, sin lugar a dudas, saber idiomas o echarle paciencia a los subtítulos de los DVD para apreciar a fondo una interpretación con su voz original, pero para andar por casa entreteniéndose suena a chorrada algo que no sea oír a los intérpretes en tu idioma, por lo que habría que hacerles algo más de caso y evitaríamos las aberraciones de voces no profesionales que hacen peores muchas películas (un buen doblaje consiste en pasar desapercibido, y un mal doblaje deja un film en la mitad porque te saca de ambiente una y otra vez: así de injustamente poco reconocido e importate es este oficio).

Algunos ejemplos de los más buscados con el cartel de «vivo o muerto» por parte de este gremio son los de Verónica Forqué (hay que ser iluminado para poner la voz de esta mujer en boca de alguien que no sea ella), Santiago Segura, Carlos Latre (éste es reincidente), Fernando Tejero, Natalia Verbeke o los casos de Antonio Banderas e Inés Sastre doblando sus propias voces en interpretaciones suyas en otro idioma (para el recuerdo quedan remiendos como Two much o Druidas…).

Una buena voz se hace eterna, y si no, que se lo digan a los que prestan la suya en España a los personajes de Los Simpson. Ante estos argumentos, sólo me queda decir: ¡no nos mires, únete!

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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