Finales felices, amargos, inesperados, cómicos, con moraleja, sencillos… todos valen si son buenos. Porque es increíble lo que puede llegar a estropear a una película su final, ese último sorbo que te puede amargar la copa, cuando todo lo demás merecía la pena.

Por ello hoy vamos a recordar algunos estupendos y de los más famosos, para que todos podamos compartirlos. No digo que sean tan siquiera los mejores, porque estas cosas son más subjetivas que los políticos en campaña electoral; sencillamente son algunos que me vienen ahora a la memoria como de los mejores que he visto… (Por si no se han dado cuenta aún, ojo, contiene spoilers!)

*Posiblemente el más famoso de la historia es aquel de Con faldas y a lo loco, en el que el gran Jack Lemmon confiesa aun vestido de mujer al ricachón que es un hombre, y este nos deja a cuadros a todos respondiendo que no le importa, que nadie es perfecto… Aquella mítica frase se convertiría en epitafio del maestro Billy Wilder.

*Los pájaros tiene uno de los finales más escalofriantes (no podía faltar Hitchcock a esta cita) sin llegar a concluir nada del todo, pero dejando más que atada la trama. Rod Taylor saliendo con cuidado de la casa, mientras se oye un “ronroneo” sosegado y espectante que parece decir: “No vuelvas a dormir tranquilo en tu vida, volveremos”. Tras ver esta película, no se mira igual a estas aves, que efectivamente podrían dominar el mundo si tuvieran más cerebro y mentalidad megalómana.

*Sospechosos habituales (1995, obra maestra de Bryan Singer). Este final marcó un antes y un después en la historia del cine. El narrador no está contando toda la verdad, bien porque no la sabe o porque no le da la gana, es sencillamente genial. La transformación del tullido personaje de Kevin Spacey en el temible Keyzer Soze es uno de los momentos más recordados en la historia del cine actual, ya que a partir de él, el papel del narrador en el cine cambió para siempre.

*Seven (David Fincher, 1995), una película de bajo presupuesto con un final arrollador. Kevin Spacey (otra vez él), brillante, realiza uno de los mejores psicópatas que ha vivido el séptimo arte. ¿Qué habrá en la caja que llega por mensajería (otra genialidad)? El rostro de Morgan Freeman al ver lo que hay en el interior lo dice todo. Por mucho que el personaje de Brad Pitt se resiste, al final ocurre lo que tiene que ocurrir. La fuerza del final consiste en la victoria del malo, que aun dejando impotente al espectador, da la sensación de que es lo más adecuado para cerrar una película estupenda.

*El de El tercer hombre (1948) se presenta como uno de los más tristes. En el desenlace de este célebre filme de Carol Reed, Alida Valli desprecia a su enamorado, pasando por delante de él sin siquiera mirarle. De una fuerza visual tremenda.

*No podemos dejar de mencionar a otro de los grandes, John Ford, con su majestuosa Centauros del desierto, en la que nos acaba la historia simbolizando cómo nacen las leyendas con un plano de John Wayne alejándose hacia el horizonte. A su vez, la primera vez que aparece Wayne en la película, es justo al revés, acercándose a la cámara situada dentro de una estancia, y que le enfoca a través de una puerta. Muy artístico.

*En El planeta de los simios, Charlton Heston descubre los restos de la Estatua de la Libertad, y comprueba dónde se encuentra en realidad. Seguramente de los más sorpresivos, y que también marcó una época.

*Y qué me dicen de Casablanca, en la que Humphrey Bogart deja que Ingrid Bergman huya con su marido (líder de la resistencia antinazi), y se queda en compañía de un cínico policía francés. «Siempre nos quedará París…»

*Dejo mi favorito para el final; otra vez el portento de Billy Wilder: esea pareja de protagonistas en El apartamento jugando a las cartas. Él le dice que la ama y ella le responde que siga jugando… Para mi personal e intransferible gusto, el mejor final de la historia del cine. Sencillo, elegante, poderoso y precioso.

Como estos ejemplos podría estar enumerando todo el día, quedándose en el tintero Lost in translation, con los susurros al oído del fenomenal Bill Murray a la emergente Scarlett Johansson, la niña sacándole el plato al padre e invitándole a sentarse para comer de Una historia de violencia, Mia Farrow acunando a su demoniaco bebé mientras le tararea una nana en La semilla del diablo y muchos más…