Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

La marca del lobo: diez minutos de pasión

Comentar una película sin haberla visto no es en absoluto profesional y, además, el colmo de la desvergüenza, así como un claro caso de cara más dura que el cemento armado. Pero estamos en verano, época de vacaciones, y la cartelera se empeña en convencerme de que en estas fechas el sitio de un crítico de cine está en la playa tomando el sol. Y el caso es que yo lo he intentado. No es la cosa tan descarada como suena. Si me permiten explicar la situación estoy seguro de que se harán cargo.

No sin cierto reparo y a falta de otra cosa decente, empecé el otro día a ver La marca del lobo (“Blood and chocolate” en inglés: toma traducción), situado el comienzo en Rumanía -poco más y encasquetan el tinglado en Transilvania directamente- y protagonizada por una fotocopia de Keira Knightley (delgaducha, con morritos y cara de chica dura) llamada Agnes Bruckner que resulta pertenecer a una manada de hombres-lobo. Los susodichos compañeros de manada son unos tíos con cara de guapito salido de serie de adolescentes, vestidos de negro (faltaría más), que se dedican a la “cacería” de tipas en discotecas alternativas con músicas que suenan a “esto ya fue explotado en Blade”. Imaginen el percal. Se ve que los productores de Underworl, se quedaron con ganas de hacer más pasta y como el tema les fue bien en taquilla, pues se han puesto al frente de esto a ver si también cuela.

A los diez minutos me estaba dando ya un fallo masivo de mis funciones vitales por falta de riego sanguíneo y oxígeno en el cerebro, cuando para colmo sale Olivier Martinez en primer plano con pinta de misterioso, ojos entornados hacia abajo a lo Fran Perea (alguien debe haberles dicho que eso te hace interesante en vez de mustio) y cartel virtualmente colgado del cuello que ponía “miradme, soy la estrella de la peli”. Se topa el pavo con la “proyecto de Keira Knightley” y empieza a hablarle de profecías y de que ella está destinada a “copular con él” y convertirse en su esposa. Todo aderezado con “chimpuns, chimpuns” de la espantosa banda sonora para dar énfasis a los supuestos momentos importantes. Hasta ahí llegué.

No puedo comentar una película que no he sido capaz de ver, y si alguien me dice que todo era una broma para poner a prueba la paciencia del espectador o que el film se pone interesantísimo a la media hora de metraje y ya hasta final todo es un orgasmo cinematográfico, no tengo más remedio que aceptar la posibilidad y callarme; pero espero que ustedes sepan comprender que a los diez minutos de película y por el bien de mi salud mental (que hay que cuidarse) decidiera hacer con la hora y media de pasión que me quedaba por delante cualquier cosa de más interés, y ni corto ni perezoso me levantara de la butaca y me fuera a dar un paseito al aire libre. ¿Me perdonan? Prometo reformarme…

Dirección: Katja von Garnier. Duración: 98 min. Intérpretes: Agnes Bruckner (Vivian Gandillon), Hugh Dancy (Aiden Galvin), Olivier Martinez (Gabriel), Bryan Dick (Rafe), Katja Riemann (Astrid), Tom Harper (Gregor), John Kerr (Finn), Jack Wilson (Willem), Vitalie Ursu (Constani), Bogdan Voda (Albu). Guión: Ehren Kruger y Christopher Landon; basado en el libro de Annette Curtis Klause. Música: Johnny Klimek y Reinhold Heil. Fotografía: Brendan Galvin. Montaje: Martin Walsh y Emma Hickox.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

Lo más leído