Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

Queridos Reyes Magos:

Hace tiempo que dejé de creer en la magia: uno deja de creer en muchas cosas cuando se le escapa por primera vez a un ser querido la vida en tu presencia impotente y desolada. Y es que los seres humanos somos egoístas por naturaleza, y en estas fechas (bendita inocencia infantil excluida) más que agradecer la suerte de compartir unos días con la gente amada, acabamos a menudo entristecidos por el recuerdo de los que ya no volverán.

Como últimamente se me acusa con mirada reprobadora de escasez del obligado espíritu navideño de rigor y quiero demostrar que también sé cumplir con la tradición, este año me he decidido después de tanto tiempo a retomar mi correspondencia anual con sus majestades.

Ante vuestra inminente visita, me he portado muy bien, al menos desde que la semana pasada me propuse contactar con vosotros, y como sé que tenéis mucho que leer, no me extenderé preguntando por la familia e iré directamente al grano sin andarme por las ramas con educaciones y cumplidos.

Me encantaría que complementaseis vuestros famosos omni-poderes con algo de tecnología de transporte de última generación para que este año seáis capaces de llegar a los sitios donde los niños, igual de inocentes que los de aquí, e infinitamente más tistes, ni siquiera saben quiénes sois y qué es un juguete. Os pido, a poder ser, que aquellos lugares en los que se asesinan entre hermanos, aunque sólo sea por una noche, solucionen sus imbéciles conflictos retándose a la brisca, o al mus, o a las canicas, pero que dejen de hacer sufrir al que siempre sufre. Y hablando de sufrimientos, ¿sería posible que la gente no muriera a centenares emigrando hacia la otra orilla?, ¿y que los que lleguen no sean extorsionados en su origen y explotados en su destino? Eso me hace especial ilusión, porque no he tenido más remedio que ver alguno de estos últimos casos de cerca y siempre impresiona más que los hipócritas ojos que no ven de otros asuntos en los que no me he parado a observar. Si pudierais hacer algo en mi nombre, mi conciencia lo agradecería.

También os pediría que existiera un solo político, uno solo, que supiera lo que significa la palabra vergüenza, y dejara de sacarle brillo a sus insignias y codiciar las de los demás. Alguien que se dejara de campañas, anticampañas, críticas destructivas y maquillajes pre-urnas de si te he visto no me acuerdo, que fuera elegido Presidente del Mundo y cobrara, para variar, por servir a los demás.

Si no es mucho pedir, quisiera que la gente pudiera viajar a donde le diera la gana sin tener que ocultar su matrícula o taparse la cara, y que cada cual hablase la lengua que le saliera de la boca y los demás las entendiéramos todas. Además, a nivel personal, quiero añadir a la lista de demandas, un amigo de esos de verdad, que falta me hace.

Y se me ocurren muchas más, pero no quiero abusar ni perder o haceros perder el tiempo leyendo cosas de mayores que acortan la esperanza de alegría, así que acabaré esta carta pidiéndoos, “por si acaso no me he portado lo suficientemente bien para que me concedáis algo de lo anterior”, una Playstation y un reproductor de MP3, que es lo que piden todos los niños y os será más fácil de obtener. En este caso, la próxima vez intentaré acordarme con más tiempo de ser bueno para merecerme algo que me haga ser mejor persona sin esfuerzo.

Se despide hasta el año que viene:

Juanito

PD: No os preocupéis por el asunto de los polvorones y el agua para los camellos. Lo encontraréis todo donde siempre…

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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