1.- Abro y leo despacio el capítulo 16 del profeta Ezequiel. Me voy fijando en algunos de los primeros versículos: "Cuando naciste no se te lavó en agua para limpiarte... Ningún ojo se apiadó de ti... no eras digna de compasión.
2.- Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre... creciste... tu cabellera creció, pero estabas completamente desnuda...
3.- Entonces pasé yo junto a ti y te vi... Y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo... Yo tuve misericordia de ti". Repito varias veces estos retazos del capítulo 16.
4.- Me doy cuenta de la revelación. Es una alegoría que se refiere al Pueblo de Israel. Por aplicación, a todos y a cada uno del pueblo y a cada uno de cuantos creemos en Yahvéh.
6.- Me siento acogido por Dios. Él me amó primero; en Él puedo confiar que me ha traído al mundo.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2
Jueves, 21 de febrero