1.- Gracias, Señor, porque me has dado la vida. Por haberme dado unos padres buenos, por la fe.
2.- La vida es un don de Dios, a pesar de los dolores y contratiempos. Es una preparación para la eternidad; damos gracias a Dios y nos preparamos con confianza y esfuerzo.
3.- Toma mi corazón; libéralo de los bienes mundanos y de los placeres de la tierra; que siempre quiero aspirar a Ti.
4.- Te amo con todo mi corazón; eres mi bien infinito y mi fidelidad eterna.
5.- Como Magdalena a tus pies, quiero darte lo mejor. Acogida del don de sí mismo que el esposo divino hace a la esposa, su Iglesia.
6.- Aquí está el pan de los Ángeles, hecho pan de los vivientes. No lo arrojéis a los perros.
José María Lorenzo Amelibia
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Doy gracias a Dios por haber cumplido ochenta y dos años. Me preguntaba mi nieto, en su candor infantil, a ver si le tenía envidia a él. Le dije que no. – “Tú tienes toda la vida por delante; has de estudiar, buscar trabajo, casarte… Yo estoy ya cerca de Dios, cerca de la meta y confío en que Dios me espera”. El niño se quedó conforme. Pero es verdad que siempre da miedo lo desconocido y las circunstancias de la muerte que puede ser dolorosa y larga. Pero vamos a confiar en el Señor. A fin de cuentas, de Él venimos y a Él hemos de volver. Ha sido gracia de Dios vivir, sentirse hijo suyo y esperar en su bondad y misericordia una eternidad junto a Él.
Jueves, 21 de febrero