Al igual que Julio Cortázar, Alfredo Bryce Echenique o Alejo Carpentier tuvieron París, Madrid se ha convertido en ciudad de referencia para los nuevos escritores hispanoamericanos que optan por asentarse en ella por su carácter acogedor y cosmopolita.
Algunos de ellos forman junto a otros españoles la «Comunidad + – 40», una denominación bajo la que la Comunidad de Madrid ha reunido a autores de aproximadamente esa edad, que tienen en común residir en Madrid y escribir en castellano.
«En Hispanoamérica se tiene muy clara esa sensación de lo que es Madrid como referente cultural. Es lo que hace mucho tiempo fue París», señaló hoy a Efe el peruano Eduardo Benavides, que vive en la ciudad desde hace siete años.
Lo suyo es una historia de doble emigración. Desde su Arequipa natal se trasladó hace 18 años a Tenerife. Once años después, volvió a emigrar, pero esta vez fue una emigración interior, hacia la capital.
De Madrid destaca «su clima de apertura y su cada vez más fuerte posición de vanguardia respecto a las actividades culturales y artísticas», así como la posibilidad de encontrarse con escritores, artistas o directores de cine y teatro hispanoamericanos que han decidido que Madrid es «su lugar».
La relación de Juan Carlos Méndez Guédez con Madrid comenzó antes incluso de nacer, hace algo más de 40 años en Venezuela.
«En el año 67 mi madre tenía el plan de venirse a Madrid para que yo naciera aquí. Finalmente la familia venezolana la convenció de que no se viniera, pero siempre me quedó la curiosidad por esa ciudad donde pude tener una vida», cuenta el autor, que finalmente se instaló en 1998 en Madrid y de donde no tiene planes de irse.
Al autor venezolano no le faltan adjetivos cuando se trata de describir cómo es su ciudad de acogida: «Es grande, cosmopolita, enérgica, fuerte, vibrante, pero al mismo tiene un cierto sosiego», indica, al tiempo que asegura sentirse fascinado por la posibilidad que ofrece Madrid de conocer a creadores de otras partes del mundo.
«Es una ventana al mundo, porque fácilmente estás en una pequeña reunión con escritores de 5 ó 6 nacionalidades a los que nos une el idioma. Así como Barcelona fue un punto de referencia en los años 70, para mí en el 2009, el punto de referencia es Madrid», afirma.
La ciudad tiene un impacto directo en su obra. «Árbol de Luna», que publicó en 2000, transcurre en el barrio madrileño donde vive, Moratalaz, y «Una tarde con campanas», de 2004, narra los miedos y dudas de un niño inmigrante latinoamericano en Madrid y cómo «se va integrando a la ciudad», explica.
También Madrid ha calado en la obra del peruano Sergio Galarza, que se instaló en la ciudad hace algo más de tres años procedente de su Lima natal.
«Paseador de perros», novela autobiográfica publicada en 2008 en la que el protagonista va descubriendo Madrid mientras desarrolla ese trabajo, es la primera de una trilogía dedicada a la ciudad. «Acá están todos mis amigos y acá me siento más en casa que allá», asegura.
Benavides, Méndez Guédez y Galarza son tres de los más de 400 escritores, músicos y artistas que participarán, el próximo 23 de abril, en la cuarta edición de la Noche de los Libros, presentada hoy y que este año pone su acento en los autores más jóvenes, esos que tienen más o menos 40.
