«Me gustaría investigar el caso de las muertas de Juárez», dice Günter Wallraff

El maestro alemán del periodismo encubierto Günter Wallraff afirmó hoy en México, donde asiste a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que le gustaría investigar los crímenes de mujeres en la fronteriza Ciudad Juárez.

«Si hablara español», matizó en un desayuno con la prensa el autor de «Cabeza de turco», famoso por sus trabajos de investigación periodística en los que se infiltra bajo una identidad falsa.

«Hay que investigar a fondo, conocer las razones de lo que pasa, ver quién está detrás», explicó Wallraff, que acudió a la FIL de Guadalajara, en el oeste de México, para hablar de su obra e impartir un taller periodístico.

Ciudad Juárez, limítrofe con EE.UU., ha sido escenario desde 1993 de más de 400 asesinatos de mujeres, de los que muy pocos han sido resueltos.

Wallraff también se declaró interesado por los lazos entre el crimen organizado en México y las esferas políticas.

El país norteamericano ha sido objeto recientemente de una serie de detenciones de altos cargos de la fiscalía antidroga que estaban a sueldo del narcotráfico y han puesto de relieve el poder de los capos en las instituciones mexicanas.

El trabajo más conocido de este periodista alemán de 66 años es el que le llevó, en la década de 1980, a adoptar la identidad del turco «Alí» durante dos años para denunciar la discriminación laboral en su país contra el colectivo inmigrante.

En el libro «Cabeza de turco», «Alí» se paseaba por los trabajos más sórdidos posibles, incluido el de limpiador en una central nuclear, para dejar al descubierto las malas prácticas de la sociedad alemana para con la numerosa comunidad turca que vive en ella.

Walraff se preparó durante una década para su trabajo encubierto como Alí, pero confesó que no había sido capaz de aprender turco.

«El idioma no era el gran problema, como yo pensaba, porque los trabajadores ilegales eran de diferentes nacionalidades y todos hablábamos en un mal alemán», relató.

El año pasado se infiltró en una fábrica de pan que suministraba a la cadena de supermercados alemana Lidl, donde llegó a trabajar hasta 20 días seguidos sin descanso si la demanda del producto era alta, entre otras circunstancias laboralmente abusivas.

Tras denunciar la situación, Wallraff da cuenta con orgullo que las condiciones salariales y laborales de la firma han mejorado ostensiblemente.

Sus investigaciones también le llevaron a la cárcel en Grecia, cuando defendía los derechos de presos políticos, y a desenmascarar a un golpista en Portugal antes de que éste intentase tomar el poder.

«Es divertido, me enmascaro para desenmascarar a los poderosos», apuntó.

Las transformaciones físicas del periodista son impresionantes, para evitar las alertas que muchas compañías lanzaban a sus empleados sobre él.

«Ahora tengo que parecer más joven, nadie le daría trabajo a un hombre de 66 años», dijo. «Trabajo de forma muy espontánea, siempre aparecen problemas que no tenía previstos y tengo que ser muy flexible», añadió.

Wallraff prepara ahora un libro y una película sobre las condiciones laborales de los inmigrantes en su país.

«Este trabajo me ha hecho más seguro y abierto, antes casi tenía que pedir disculpas por existir. Pensé en retirarme a un monasterio, aunque no era activo religiosamente, para no tener que comunicarme», confesó.

El periodista, que se infiltró también en su día en el diario sensacionalista germano Bild para poner de relieve la manipulación informativa, es tajante a la hora de manifestar si todos sus sacrificios (severas lesiones de espalda y el alejamiento de su familia, por ejemplo) han servido de algo.

«Sí, claro», afirmó rotundo, «hay situaciones que después de conocerse cambian rápidamente a mejor». EFE

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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