Muere el «vidente» que afirmó que veía a la Virgen durante la dictadura chilena

Un «vidente» que conmovió a Chile durante el régimen militar del fallecido dictador Augusto Pinochet (1973-1990), al asegurar que veía y recibía mensajes de la Virgen María, murió en las últimas horas a causa de una cirrosis.

Según informes de la policía difundidos hoy, Miguel Ángel Poblete, de 42 años, que vivió en los últimos años bajo la identidad de Karol Romanoff, sufrió una hemorragia digestiva causada por el excesivo consumo de cerveza.

Conocido como el «vidente de Peñablanca», localidad situada a unos 80 kilómetros al oeste de Santiago, Poblete fue hospitalizado el pasado martes en un recinto asistencial de esa zona, donde se le diagnosticó una hemorragia digestiva que derivó en un síndrome hepático renal avanzado.

El doctor Mauricio Gaete explicó que en las últimas horas, dada la extrema gravedad del paciente, sus familiares solicitaron trasladarlo a su casa, donde falleció finalmente.

Poblete conmovió a Chile y a varios países de la región entre 1983 y 1988 al asegurar que, al subir al monte Carmelo de Peñablanca, veía y recibía mensajes de la Virgen María.

La explanada del cerro se llenaba de microbuses y los fines de semana se congregaban allí más de 100.000 personas que rezaban y miraban al cielo.

Muchos aseguraron entonces que Poblete, durante el éxtasis que se vivía en esas jornadas de oración, lograba hablar varias lenguas, mientras otros señalaron que su cara sangraba.

En 2002, el «vidente de Peñablanca» volvió a aparecer en las portadas de los diarios locales cuando se conoció su nueva identidad de transexual y pasó a llamarse Karol Romanoff.

Afirmaba que había nacido mujer en cuerpo de hombre y encabezó hasta sus últimos días de vida la secta «Los Apóstoles de Dios».

El sacerdote Jaime Fernández Montero, que fue el primero en investigar las supuestas apariciones de la Virgen María en el monte Carmelo, aseguró tajante que todo fue una mentira.

En declaraciones que difunde hoy el diario Las Últimas Noticias, el religioso asevera que «desde un principio fue un montaje. No había nada sobrenatural. (Poblete) sufría de megalomanía y era un pobre niño utilizado».

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