Andreíta, la hija de Jesúlin de Ubrique y la «princesa del pueblo» celebró su noveno cumpleaños en Ambiciones con un fiestorro, pero lejos de su mamá recién regresada de Punta Cana.
El cumpleaños de Andreíta ha tenido que ser impresionante a juzgar por el ir y venir de coches a Ambiciones, las salidas de su abuela Carmen Bazán para comprar más helados -incluso para los sufridos periodistas que montaban guardia- y los pelos revueltos de su tía Carmen Janeiro que dijo habérselo pasado de muerte.
Pero faltó por primera vez su mamá en tan señalada fecha y parece que la mediática «estrella» del programa de Ana Rosa ha sufrido más por la ausencia que su hija Andrea. Es más, parece estar frustrada.
Por eso, al ser asaetada una vez más en la calle por los medios para preguntarle por su supuesto no embarazo, su otitis, sobre su accidentada luna de miel con paparazzis y sobre cómo va encajando su flamante marido Fran Álvarez todo este circo desde que regresaron de Punta Cana, a Belén se le fundieron los plomos.
Una pregunta, que no tuvo nada que ver con la insólita apuesta con Diego Arrabal de bailar desnuda en La Noria, sino con el regalo de su jefa Ana Rosa y un supuesto «sobre», la sacó de quicio.
De muy malas maneras contestó que aquello no era de la incumbencia de nadie y se fue hecha una furia dejando a todos con la intriga de en qué habrá consistido el famoso obsequio de boda de la «reina de las mañanas» de Telecinco.
Ya por la tarde, Belén viajó hasta Sevilla para recoger a su hija, a la que no veía desde hace veinte días. Las dos caminaban por la estación de Santa Justa vestidas de rosa, seguidas de varios periodistas.
Pese a la alegría de volver a estar con Andreíta, Belén seguía molesta con los periodistas a los que les pedía «alguna pregunta con lógica», antes de tomar el tren de regreso a Madrid.
