La casa donde lloraba el emperador Moctezuma

La casa donde lloraba el emperador Moctezuma

(PL).- Unos trabajos de restauración en el Museo Nacional de las Culturas, en pleno centro de la Ciudad de México, han revelado unos pilares y cimientos que los arqueólogos identifican con los restos de las llamadas Casas Nuevas de Moctezuma.

Explica Manuel M. Cascante en ABC que se trata de los basamentos hallados a unos pasos del Templo Mayor -una de las principales reliquias del imperio mexica- y de la Catedral metropolitana pertenecería a la Casa Denegrida, donde el tlatoani azteca «se retiraba solo a meditar y a tomar decisiones» en pleno acoso de los conquistadores españoles.

La directora de las excavaciones, Elsa Hernández, que ya encontró en 1980 vestigios del embarcadero de canoas del palacio del emperador, detalló que el nuevo hallazgo permite saber que éste tenía una extensión superior a tres hectáreas.

Además, el estudio con radares y un espectro de rayos X permitió detectar en algunas zonas del museo varias estructuras prehispánicas y coloniales que sirvieron como soporte para construcciones posteriores.

Las Casas Nuevas de Moctezuma, llamadas así para distinguirlas de los recintos erigidos por sus antecesores, estarían conformadas por cinco palacios intercomunicados que albergaron la oficina del emperador, los recintos de varias esposas e, incluso, un zoológico.

La Casa Denegrida se distingue por las grandes lajas de basalto negro que sirvieron de suelo, y fue descrita por los españoles como «una casa negra; un cuarto sin ventanas y pintado de negro».

Bernal Díaz del Castillo, en su «Historia verdadera de la conquista de la Nueva España», relata que «mientras el ´tlatoani´ comía había personas contrahechas que bailaban y cantaban.

El palacio contaba con buen número de aposentos. En unos había armas, en otros bastimentos. Había una especie de zoológico con animales de todo género y hasta un estanque para aves.

Numerosos artesanos estaban al servicio del ´tlatoani´, y qué decir de las mujeres y concubinas del señor. Huertas de flores, árboles olorosos y estanques de agua dulce formaban parte del palacio».

Los trabajos han sacado a la luz cimentaciones de la época colonial temprana, siglo XVI, pertenecientes a lo que fue la primera Casa de Moneda de América. Entre ellas sobresale una pared que corresponde a la primera fachada del edificio, y se caracteriza por la reutilización de materiales prehispánicos para su construcción.

Probablemente, las piedras utilizadas para levantar dicho muro formaron parte de algunas estructuras de las Casas Nuevas de Moctezuma.

También han aparecido elementos pertenecientes a la ampliación de la Casa de Moneda entre 1731 y 1734, correspondientes al área de letrinas; entre ellos, desagües y tuberías hechas en barro que aún continúan en funcionamiento.

El recinto que albergó a Moctezuma y donde despachó durante su reinado ocupaba la manzana donde ahora se alzan el Museo Nacional de las Culturas y el Palacio Nacional, entre las calles de Moneda, Correo Mayor, Corregidora y parte de la avenida que rodea el Zócalo.

La Ciudad de México late sobre las ruinas de Tenochtitlán, y cada intervención urbana descubre vestigios de su pasado.

Así, días atrás fue encontrada, también en pleno corazón capitalino, una nueva ofrenda bajo el lugar donde descansa la diosa de la tierra Tlaltecuhtli. La reliquia, una de las mayores que se conocen, consiste en una escultura mixteca de mármol verde y centenares de conchas y caracoles marinos.

Un gran monolito dedicado a Tlaltecuhtli apareció a finales de 2006 cerca del Templo Mayor, tal vez la lápida mortuoria de Ahuizotl, «tlatoani» que precedió a Moctezuma II.

VÍA ABC

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