Las fuertes lluvias y los tornados que sembraron el caos en varios estados de EE.UU. hicieron temer por la boda de Jenna, una de las dos hijas del presidente George W. Bush, comentó hoy la primera dama, Laura Bush.
La discreción fue la tónica predominante en el matrimonio entre Jenna y Henry Hager, que se casaron el fin de semana pasado en el rancho familiar de los Bush en Texas, pero hoy la primera dama rompió su silencio y confesó que un tornado les hizo temer por la boda.
«Tuvimos un contratiempo el viernes por la noche. Mientras estábamos en el ensayo de la cena nupcial hubo un tornado. Todo el catering se cayó al suelo y la carpa se desgarró», relató la esposa del mandatario en una comida en la Casa Blanca.
Agregó que luego del susto «todo el mundo trabajó frenéticamente y todo estuvo perfecto la noche siguiente».
La primera dama y el personal de la Casa Blanca fueron extremadamente cuidadosos para que no trascendiera ningún detalle de la boda, a la que acudieron 200 invitados, pero hoy no dudó en comentar que todo resultó «exactamente como Jenna quería».
«Ella estaba guapísima y el rancho quedó muy bonito. Había flores silvestres creciendo por todas partes, todo estaba verde y precioso».
Fue un «gran fin de semana» que pasaron rodeados de familiares y amigos, dijo.
«Estuvieron todos los hermanos de George, los primos de Barbara y Jenna, mi madre y muchos amigos con sus parejas que hicieron que la noche fuera muy divertida», reveló, y detalló que los invitados bailaron hasta las tres de la madrugada.
«Ninguno de nosotros, de las personas mayores, aguantamos hasta tan tarde», agregó entre risas.
