La Berlinale 2008 ha arrancado a ritmo de rock´n´roll sucio, riffs de blues y movimientos espasmódicos de caderas. El documental de Martin Scorsese sobre los Rolling Stones, Shine a light, ha inaugurado oficialmente el festival de cine. Se trata de la primera vez que un documental abre esta importante cita con el séptimo arte.
El documental fue filmado con 17 cámaras durante los dos conciertos que la banda ofreció en el neoyorkino Beacon Teather en 2006. Algunas de las cámaras se situaron entre el público y otras en el backstage, para que el espectador pueda ver el concierto desde todos los ángulos posibles.
Los cuatro miembros de la banda (Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts) han secundado al cineasta neoyorkino en la rueda de prensa ofrecida con motivo de la proyección del documental.
Scorsese, fan fatal
Scorsese reconoce haber usado música de los Rolling Stones prácticamente desde el inicio de su carrera, hasta el punto de reconocer entre risas a Jagger que Shine a Light es la única obra de su carrera en la que no ha utilizado la canción Gimme Shelter. «La música me ha inspirado en la mayoría de películas que he realizado», admite Scorsese.
Entre canción y canción, Scorsese inserta pequeños clips de archivo en los que se muestran a unos jóvenes Jagger y Richards sorteando con una mezcla de altivez y pereza las preguntas de los periodistas. Tan sólo dos años después de la formación de la banda, Jagger respondía que la banda permanecería en activo durante al menos un año. En otras de las entrevistas reconocía proféticamente que se veía haciendo lo mismo con 60 años.
Billares y nervios
En el documental se puede ver a un Martin Scorsese desesperado por encontrar la lista de canciones de los conciertos antes de que éstos empiecen. Mientras, Keith Richards y Ronnie Wood juegan relajados al billar y Jagger estudia detenidamente el listado de canciones, clasificadas en «muy conocidas», «medianamente conocidas» y «desconocidas».
Keith Richards asegura que no se sintió presionado ante la presencia de tantas cámaras. «Algunas ni las veíamos, lo que fue muy importante». Menos cómodo con la presencia de la cámara se muestra Charlie Watts, el miembro más veterano de la banda, que ya ronda los 66 años. «Odio hacer este tipo de cosas, como estar aquí sentado, pero el documental está rodado de forma maravillosa».
