A estas alturas, salvo para los fanáticos, es imposible no darse cuenta de que Zapatero es un individuo nacido para el mal. De todos modos, esto es tan evidente desde el principio que en cierto momento, cuando tomó una medida que acabó siendo beneficiosa, escribí que tendría que pedirle disculpas a Satanás, explicándole que aunque había hecho el bien su intención era hacer el mal.
Ahora, después de que hubiera arruinado al país, gastándose todo el dinero que había en la caja y también el que no había, de que muchas familias a las que hasta el momento les había ido bien ya no podrán levantar cabeza jamás, de que muchas ventajas que habían conseguido los trabajadores se han perdido para siempre y de que está todo el peligro, el Estado del Bienestar y las pensiones, ha visto que ha llegado a la presidencia del gobierno alguien, Sánchez, que puede ganarle en maldad. Y se ha puesto celoso.
Primero se fue a Venezuela, a ponerse de parte de Maduro, un asesino sin escrúpulos, que gobierna el país de forma ilegítima y dictatorial. No extrañó a nadie porque anteriormente este mismo Zapatero había catalogado a Otegui, un maldito etarra, como hombre de paz. Estos malvados a la hora de rizar el rizo de lo imposible se las pintan solos. Pero es que luego Sánchez le adelantó por debajo (no sería justo decir por la izquierda, porque en este sector hay gente buena). Le adelantó por debajo al aceptar el apoyo de Bildu en la moción de censura. También las de ERC y Podemos, que son más o menos lo mismo. ¡Ah!, qué celoso ha de estar Zapatero de ver que alguien capaz de ganarle en maldad. Así que para intentar empatarle en vileza se ha ido a apoyar a los presuntos golpistas catalanes, que tanto daño han hecho. Más daño, incluso, que él mismo. Hay que recordar que él fue quien dio un impulso importante a la deriva que ya llevaban.
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