Lo quieren hacer por haber negociado con ETA a espaldas de los españoles. Otros también quisieron sentar a Aznar por la foto de las Azores, pero no es lo mismo.
Aznar tomó la decisión de forma legal. Estaba entre sus potestades hacerlo. Otra cosa es que el pueblo español no la quisiera.
En cambio, lo de Zapatero no solo es ilegal, sino además inmoral e infame. Una traición al pueblo español en toda regla. Sin embargo, no parece probable que la iniciativa citada vaya a tener éxito, entre otras cosas porque en la presidencia del gobierno ahora está Sánchez, que no solo es del mismo partido que el traidor, sino que además es alguien que hace de la traición una costumbre. Seguramente, las únicas traiciones que molestan, e incluso indignan, a Sánchez son las que le tienen a él como víctima.
Zapatero es un individuo particular. Es de los que pregonan que se preocupan por los pobres, pero luego se va a apoyar a un tirano y ya se sabe que las tiranías son los peores sistemas para los pobres. La única opción que les queda a los pobres en las tiranías es la de someterse a los caprichos del tirano de turno, y aun así no tienen garantizado nada, porque los tiranos son como son.
Zapatero es un tipo que se quedó sentado al paso de la bandera estadounidense en el desfile de la Hispanidad. El hecho pasó desapercibido, pero él se encargó de hacérselo notar a los medios. No le importó enojar a los estadounidenses, con las consecuencias nocivas para los españoles que acarreaba el asunto, con el fin de conseguir un éxito particular: la simpatía de la extrema izquierda española.
Traicionó los acuerdos que tenía firmados España mandando retirar las tropas de Irak, sin guardar las formas y sin calcular el daño que causaba a España.
Merece ir al banquillo, pero, por desgracia, no irá.

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