El magnífico periodista Enric González se refiere hoy a Cristino García, a quien el gobierno francés le concedió el título de héroe nacional, pero fue fusilado en la España franquista.
La historia, según la wikiquipedia, habla de él como de un hombre de gran valor, cualidad que hay que dar por probada, puesto que el gobierno francés se la reconoció ampliamente.
La cuestión es que ese valor suyo le llevó a regresar a España, en lugar de quedarse en Francia y vivir como un burgués, e integrarse en las guerrillas que combatían al régimen de Franco. En la wikepedia aparece este párrafo: «Santiago Carrillo se reúne con ellos para reorganizar el PCE y mandar el asesinato de un compañero de partido. Cristino se niega en redondo pero envía a dos hombres de su equipo a hacer el trabajo, acabar con Gabriel León Trilla». Es decir, hay quien tiene un gran valor, pero una mayor confusión mental. El asesinato nunca está justificado. Además de eso, decía que luchaba por la libertad y eso no era cierto. Los comunistas, y menos los de aquella época, no luchan por la libertad, aunque es posible que él creyera que sí.
Finalmente, fue atrapado por la policía y juzgado en un consejo de guerra sumario y condenado a muerte. La condena no tendría que ver con el asesinato citado anteriormente, que al franquismo no le importaría mucho, sino porque realmente, alguien de sus características suponía un peligro grande para el Régimen, sobre todo en aquellos tiempos tan azarosos.
Las dictaduras no pueden permitirse ciertos lujos, porque está en juego su supervivencia, y eso lo debió de entender muy bien De Gaulle, que además era consciente de la amenaza comunista, porque mientras su gobierno movía el cielo y la tierra por salvar la vida de Cristino, él permaneció impasible.

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