Cae Alfonso Rus

La caída de Alfonso Rus es una buena noticia para los contribuyentes, tanto si ha saqueado la diputación como si no, que esto lo tendrá que decir el juez.
Sus formas son las de una persona arrogante y prepotente, con lo cual poner un presupuesto a su disposición es un peligro. Últimamente había tenido la ocurrencia de habilitar una televisión, y se puede aventurar que su pretensión era la de salir una y otra vez, puesto que quien paga manda, aunque quienes pagaran fueran los contribuyentes.
Si se hubieran suprimido las diputaciones el PP tendría ahora un problema menos, y más dinero en la caja. Todo el dinero gastado en ellas puede considerarse como dilapidado. Su función no confesada consiste en colocar a los amigos y ya se ve que además de caras resultan peligrosas.
Las diputaciones hacen una labor que es necesaria, porque hay tareas que los ayuntamientos pequeños no pueden asumir, pero esas funciones indispensables las puede asumir una dirección general sin más presupuesto que el necesario para funcionar. El gobierno no quiso hacerle ese ahorro a la nación y ahora paga las consecuencias con el descrédito.
Las bravuconadas de Alfonso Rus siempre han producido vergüenza. Los contribuyentes debían sentir bochorno y pesar por tener que pagarle el sueldo a semejante personaje. Una de sus bobadas consistió en exigir que el Rey pida perdón en nombre de Felipe V. Quizá calculó que con eso ganaría votos.
Alfonso Rus goza de las simpatías de quienes, como él, son prepotentes, puesto que quienes adolecen de este vicio necesitan apoyarse mutuamente. Ya se sabe que la virtud puede caminar sola por el mundo, pero quienes en su fuero interno saben que obran mal necesitan ver que hay otros como ellos.
No se prevé, sin embargo, que el PP extraiga las conclusiones adecuadas del percance y opte por hacer lo que debe y suprimir esas diputaciones que tampoco tienen sentido en el Estado de las Autonomías.
‘Operación cochinillo’
‘Madeline’
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Vicente Torres

Vicente Torres es Coautor de '1978. El año en que España cambió de piel' y autor de 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades' y 'Yo estoy loco', 'Diario de un escritor naíf', 'El Parotet y otros asuntos' y '2016. Año bisiesto'. He participado en los libros 'Tus colores son los míos', 'Enrique Senís-Oliver' y 'Palabras para Ashraf'.

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