La equidistancia de la izquierda

Con motivo del brutal atentado contra uno de los pilares del mundo civilizado, como es la libertad de expresión, se han escrito muchas tonterías. Con la intención de parecer ecuánimes, o sensatos, o simplemente para demostrar la adscripción a la izquierda han perdido oremus, la vergüenza y hasta el sentido del ridículo. Tal vez, lo paguemos caro.
No tiene nada que ver con el atentado lo que el mundo civilizado haya hecho anteriormente. Ningún país debería estar orgulloso de su historia. Ninguno. Tampoco los del llamado tercer mundo.
Quienes perpetran el mal tienen una predisposición innata a justificar sus actos, pero eso es una memez. El mal no puede justificarse nunca. Incluso cuando se hace el mal en defensa propia, el mal que se hace ha de estar proporcionado con la amenaza que se sufre. Y desaparecida la amenaza ya no hay justificación para seguir haciendo el mal.
Conviene tener en cuenta también que el fanatismo no lleva a ningún sitio bueno. Y que todos aquellos que lo exaltan son enemigos de la civilización. Todos aquellos que señalan enemigos, en lugar de hacer propuestas razonables para resolver los problemas, son enemigos de la civilización.
En el caso citado, no se trata de si las viñetas de Charlie Hebdo eran de mejor o peor gusto, o si los países democráticos son más o menos egoístas, sino de que la civilización fue atacada por la barbarie. Tampoco es un ataque aislado, ni hay indicios de que no se vayan a producir más. Lo que ocurre, simplemente, es que los bárbaros han declarado la guerra al mundo civilizado.
Son unos pocos los agitadores de masas que fomentan la violencia. Los asesinos de los humoristas franceses pueden sentirse moralmente reconfortados, como ocurre en el caso de los etarras, al saberse admirados por mucha gente. Sólo falta que en el mundo de las víctimas se les comprenda y se les justifique.
‘El color de los días’
‘Molestia Aparte II’
‘Conceptos de inteligencia’
‘El paraje de Las Brujas’
‘Teoría General de la Evolución Condicionada de la Vida’
‘Escucho otra Cadencia en mi Memoria’
‘Dos veces bueno’
‘Cantar de Mío Cid’

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Vicente Torres

Vicente Torres es Coautor de '1978. El año en que España cambió de piel' y autor de 'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades' y 'Yo estoy loco', 'Diario de un escritor naíf', 'El Parotet y otros asuntos' y '2016. Año bisiesto'. He participado en los libros 'Tus colores son los míos', 'Enrique Senís-Oliver' y 'Palabras para Ashraf'.

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