La presidenta andaluza, durante la reunión del Consejo Federal del PSOE, ha criticado a Rajoy por su indolencia, que yo no calificaría como tal, porque lo suyo es un grave incumplimiento de sus obligaciones.
Pero es que, además, torpemente, le exige que se inicie el proceso para reformar la Constitución, para solucionar los problemas existentes en Cataluña. El otro, el guaperas al que se le caen las vocales, va por el mismo camino. Y todos cometen el mismo error de Felipe González al considerar que los nacionalistas representan a Cataluña, cuando lo cierto es que controlan Cataluña. Controlan. Y esto es así porque gracias a Felipe González y su equipo los nacionalistas obtuvieron ventajas considerables en la Constitución, ventajas de las que se han valido para incrementar su poder y tener amedrentado a todo el mundo, excepto a UPyD y Ciudadanos.
Yo también creo que hay que reformar la Constitución, pero no para darles más ventajas todavía a los nacionalistas, sino que habría que plantearla de otro modo. Habría que pensar los ideales con los que mejor se identifica el pueblo español. Al hacer la Constitución no hay que intentar contentar a todos, a los nacionalistas vascos, a los nacionalistas catalanes, a los obispos, a los sindicatos, etc., sino que se trata de establecer unas reglas para la convivencia en las que lo primordial sea la búsqueda de la justicia y del bien común.
No se trata de encajar a Cataluña o Andalucía en España, sino de que de todos los ciudadanos de España que cumplan con sus obligaciones se sientan protegidos por la ley. Lo de encajar a Cataluña en España es una memez propia de un Roca Junyent, un Duran Lleida o un Juliana. Se trata de ningún catalán se sienta amenazado por el nacionalismo, ni ningún andaluz discriminado por ser de derechas. Todos los españoles deben ser iguales ante la ley.
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