(PD).- El ex ministro de Administraciones Públicas y diputado del PSOE Jordi Sevilla presentará este martes su renuncia a su escaño en el Congreso, según ha anunciado él mismo a través de un comentario publicado en su blog. Sevilla no ha ocultado sus diferencias con ciertas actuaciones del Gobierno de Zapatero. Ahora alega «razones personales».
Sevilla ha explicado que su decisión es «estrictamente personal» y que ha sido «largamente meditada y madurada» y precisa que a partir de ahora iniciará una «nueva etapa vital y profesional en el sector privado».
En su despedida deja claro que cree «más en el proyecto social que en el poder, en las reglas conocidas que en la discrecionalidad, en los equipos que en las individualidades».
«Me interesa el ‘estar, para hacer’ antes que el ‘estar, para ser'».
En el texto, comentario titulado ‘Punto y aparte’, Sevilla señala que su decisión de dejar la política activa no implica «arrancar hojas anteriores» de su vida, ni «renunciar o repudiar ninguna de ellas», sino simplemente empezar otro capítulo.
«Creo que todavía me es posible hacer algo nuevo, distinto de lo que he hecho hasta ahora. Tengo la oportunidad y quiero intentarlo», afirma, tras dejar claro que se siente «razonablemente satisfecho» con cómo le ha «llevado la vida».
DIFERENCIAS CON EL GOBIERNO DE ZAPATERO
En el mes de julio, Sevilla aseguró en una entrevista que el presidente del Gobierno «ningunea» a sus ministros y que la concentración de decisiones de Zapatero se ha ido agudizando con el ejercicio del poder, poder que ha ido creciendo más y más en pos de un equipo que cumpla únicamente con lo que el jefe del Ejecutivo quiere.
En cuestiones económicas, el ex ministro socialista fue una de las primeras voces críticas con los famosos «brotes verdes» pronosticados por Elena Salgado y dijo además que éstos podían ser «restos no chamuscados» del «viejo modelo».
La última de las críticas de Jordi Sevilla a Zapatero se centró en el diálogo social. Aseguró que Moncloa quiere demonizar a los empresarios y favorecer a los sindicatos para ganar votos, no para tratar de frenar el imparable ascenso del paro.
