¿Se ríe Moratinos de las expropiaciones de empresas españolas a manos de Chávez?

¿Se ríe Moratinos de las expropiaciones de empresas españolas a manos de Chávez?

(PD).- Moratinos es el hazmerreír, una verdadera amenaza para la imagen de España en el exterior. ¿Qué hace riéndose con el tirano de Hugo Chávez? ¿Les haría gracia a los empresarios españoles que han sufrido el zarpazo del Gorila Rojo? Todos saben que Venezuela es uno de los lugares más azarosos para invertir, y si Chávez les han prometido un «trato preferente» saben que es una condición tan arbitraria como la contraria, que ya les ha tocado conocer. Mientras, el ministro de Exteriores español se troncha de la risa.

«Un día apareció el Ejército venezolano, un pelotón del batallón José Laurencio Silva, acantonado en El Rastro, una población cercana a Calaboso, nos apuntaron con sus armas de reglamento a la cabeza y nos dieron un plazo prudencial de una hora para abandonar nuestra finca. Y tuvimos que irnos y dejarlo todo al Estado venezolano que, en vez de mejorarlo, lo que hizo fue destruirlo todo, hasta la cerca se llevaron».

José Solórzano Calderón, nacido hace 83 años en Santa Cruz de la Palma, era el dueño de la finca La Vaca, con 33.000 hectáreas, 23 empleados, 26.000 piezas de ganado vacuno, 20.000 ovejas y otros tantos cerdos, además de burros y caballos. «Moratinos nos ha prometido que el Estado español hará todo lo que esté en su mano, cueste lo que cueste fueron sus palabras, para que se reconozca y se indemnice el daño causado a los españoles que vivimos en Venezuela. Aunque es incalculable el dolor y los trasnoches y la angustia y las lágrimas que hemos derramado».

«La forma de invadir aquí es primero someterte a un robo y una persecución constantes, luego vienen las amenazas de muerte», explica Jesús Rodríguez, gallego de 64 años que poseía algo más de 60 hectáreas en el Estado de Aragua. «En Venezuela hay organismos oficiales que hacen la vista gorda ante estas cosas», afirma. ¿A quién se refiere? «Cuestiones políticas, usted ya me entiende», informa El País

MALABARISMOS EN POLÍTICA EXTERIOR

Viendo cómo se apuesta por los malabarismos y la inconsistencia, la idea que un observador internacional puede hacerse de las ambiciones exteriores de España no dejaría bien parada la reputación del país, ni la de su actual presidente. Después de la arriesgada apuesta de bendecir el estatus quo de la colonia británica enviando al ministro Moratinos a Gibraltar, el viaje a Caracas no ha sido la mejor opción. ¿Qué política exterior razonable puede tener como objetivo llevarse bien con alguien cuyas escandalosas andanzas en los bajos fondos de la política mundial -y especialmente en Iberoamérica- deberían escandalizar a cualquier amante de la libertad? ¿Y qué valor pueden tener los compromisos contraídos por un dirigente tan imprevisible que, mientras hacía esperar a Moratinos con el pretexto de que celebraba su cumpleaños, ha tenido tiempo de congelar todas sus relaciones económicas y retirar a su embajador de Colombia, además de autorizar el cierre de una batería de emisoras de radio que le critican?

Según el editorial de ABC, «el Gobierno sueco está horripilado por lo que ha sucedido con las armas que vendió a Venezuela y que han aparecido en manos de la guerrilla colombiana, en contra de todas las reglas de este mercado tan delicado«.

«Ninguna de las empresas españolas presentes en Venezuela está en condiciones de decir lo que piensa de las ofertas venezolanas; en realidad, todas saben que ese es uno de los lugares más azarosos para invertir, y si les han prometido un «trato preferente» saben que es una condición tan arbitraria como la contraria, que ya les ha tocado conocer. En cuanto a la comisión de estudio para las expropiaciones de los españoles, se trata de otro gesto despótico: es igual de corrupto lo que han hecho robando las propiedades de los españoles como aceptar que se revisen los hechos en unos casos y no se haga lo mismo con los venezolanos también expropiados».

Y concluye así el editorial del diario cabecera de Vocento:

«Moratinos piensa sin duda en la próxima cumbre iberoamericana, y en ese sentido no debió haber lanzado el mensaje de que Brasil es un «segundo plato» en su gira, alargando su estancia en Venezuela. España debería tener en cuenta que lo que ha pasado en Honduras demuestra claramente que es un error aceptar sin más lo que sucede en Venezuela o en Bolivia y las injerencias de Chavez en otros países, porque provoca una división social muy peligrosa, tanto allí donde el venezolano se sale con la suya como donde las sociedades se resisten».

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