El photoshop chapucero que acabó con Saiz

El photoshop chapucero que acabó con Saiz

(PD).- Confundir lo público con lo privado, ejercer el poder de una forma arbitraria y cercana al nepotismo, no contar con la confianza de sectores importantes de los servicios de Inteligencia y del contraterrorismo, y creer que la Casa de los Espías era una agencia de colocación para parientes y amigos cercanos, es lo que ha provocado la inevitable caída de Saiz, cuyo segundo mandato ha durado setenta y siete días.

Así lo resume Pepe Oneto en Estrella Digital. Aunque la propuesta ha partido de la Ministra de Defensa Carme Chacon, el nombramiento ha sido decidido por el propio Presidente del Gobierno que durante este ultimo año ha podido comprobar la valía y la personalidad de quien tiene como primera meta llevar la paz y la tranquilidad al CNI.

Ayer, Zapatero entregó la cabeza de Alberto Saiz, un perito de Montes al que le venía grande el cargo de Oreja del Gran Hermano. Lo puso Bono porque le tenía confianza y quería un indio amigo dentro de la tienda, pero al perito forestal le faltaba soltura para moverse en el bosque del espionaje, que confundió con una finca de caza como las que frecuentaba en su tierra manchega, escribe Ignacio Camacho en ABC.

En las centrales de inteligencia conviene no ser demasiado torpe, porque el más tonto que haya allí sabe fabricar un reloj de pulsera. Se trata de un sitio donde es esencial la gestión del personal, y a Saiz le han fallado los recursos humanos y ese sexto sentido necesario para saber que lo único que no se puede hacer entre espías es dejar cabos sueltos.

Por lo general, los directores del espionaje suelen caer en medio de escándalos truculentos sobre el manejo de información sensible, pero a éste lo han tenido que echar por unas chapuzas de índole doméstica. Viajes de gañote, enchufes nepotistas y un photoshop chapucero para camuflar excursiones de caza y pesca. Una cosa ruda, pringosilla, poco en consonancia con el aura literaria cinematográfica del género negro. Manglano y sus «perotes» podían entrar en alguna versión celtibérica del estilo Le Carré; ponían escuchas debajo de las almohadas del sistema y traficaban en los desagües del Estado.

De Saiz ni siquiera consta que se haya extralimitado en las alcantarillas; se va acusado de cargar a los fondos reservados facturas de mayordomía. Para sustituirlo, Zapatero ha llamado a su militar áulico, Félix Sanz, un hombre que lee libros, habla idiomas y sabe interpretar mapas de Estado Mayor. Gente de confianza. Un tipo que sabe, como Barley Blair, el protagonista de «La casa Rusia», que en estos tiempos hay que pensar como un héroe para comportarse como una simple persona decente.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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