El autismo de ZP pone de los nervios al PSOE

El autismo de ZP pone de los nervios al PSOE

(PD).- Setenta y dos horas después de las elecciones del domingo, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Zapatero, se ha dignado hacer una valoración de los resultados de las elecciones europeas y ha hecho una lectura totalmente europeísta de los resultados sin tener en cuenta siquiera la dura campaña electoral, en la que Europa ha sido sólo una excusa y no ha servido de principal argumento para que los votantes se acercasen a las urnas.

Solamente cuando desde dentro del Partido Socialista han aparecido las primera críticas a la forma en que se ha llevado la campaña electoral, a los mensajes confusos que se han transmitido al electorado, al error que ha supuesto abrir el debate del aborto y a la venta libre de la píldora del día después, al radicalismo de los vídeos electorales en los que se ha intentado demonizar al Partido Popular, a la ausencia de mensajes positivos y, por encima de todo, a la forma de llevar a cabo la campaña electoral por parte de la secretaria de Organización, Leire Pajín…, es –escribe Pepe Oneto en Estrella Digital– cuando el presidente del Gobierno, aprovechando la constitución de la delegación española del grupo socialista en el Parlamento Europeo, ha hecho un análisis, nada crítico, sobre el resultado de las elecciones del pasado domingo día 7 de junio.

Un análisis exento de autocrítica y sobre todo exento de un plan de futuro para recuperar una iniciativa política perdida. Tanto en el Senado como en el Congreso de los Diputados el presidente del Gobierno se ha negado a dar ningún tipo de explicación de lo que ocurrió el pasado domingo, y ha hecho falta que se produjese un intento de rebelión dentro del grupo parlamentario popular para que, por fin, después de tres días, el presidente se haya atrevido a hacer una valoración de lo que, según él, ha ocurrido; con lo cual, en cierto modo, ha magnificado su propia derrota y también el triunfo del Partido Popular, un triunfo que, según el análisis de Mariano Rajoy, vía su sociólogo de cabecera, Pedro Arriola, hubiera supuesto, en caso de unas elecciones generales, una espectacular victoria del PP con 169 diputados frente a 149 del PSOE, que no responde en absoluto a la realidad, sino a una elaboración de cocina política en la que no se tiene en cuenta que las europeas son elecciones de circunscripción única.

Durante estos días, el silencio de Zapatero ha provocado un creciente malestar dentro de ciertos sectores del grupo parlamentario socialista, que no han llegado a comprender la actitud del secretario general del partido y que, por primera vez desde el 2004, se han permitido el lujo de criticar la forma de realizar la campaña electoral y el fondo de los mensajes que se han ido lanzando, que, indirectamente, por la grosería y la demagogia de los mismos, han terminado beneficiando al Partido Popular.

Hasta ahora, la dirección socialista ha sido intocable porque, entre otras razones, todo el que ha intentado moverse (sin que se haya movido) no es que no haya salido en la foto, es que ha desaparecido del escenario. La lista es interminable y de ella forman parte no sólo los viejos dirigentes socialistas que con Felipe González llevaron a cabo la primera modernización de España, sino también los que desde el principio lanzaron y se apuntaron a la candidatura de Zapatero como secretario general del PSOE frente a José Bono.

Ha bastado el descalabro de las europeas, que el presidente del Gobierno ha magnificado al negarse a hacer la correspondidente autocrítica ante sus electores y ante los ciudadanos, para que hayan empezado a surgir dentro del partido las primeras críticas a una forma de gobernar caracterizada por sacar conejos de la chistera cuando no corresponde, sin orden ni concierto, y, sobre todo, a una forma muy peculiar de ejercer el liderazgo.

Probablemente, movidos más por el miedo que por la prudencia, los que dentro del grupo parlamentario socialista se han atrevido a crriticar el tipo de campaña que ha realizado el partido han centrado sus discrepancias en la figura de la secretaria de Organización, Leire Pajín, la sustituta de José Blanco y responsable última de la campaña.

Pero nadie puede creer que todos los disparates sean obra de la mujer que pasará a la historia del PSOE como la del anuncio histórico y planetario que se va a producir a partir del próximo mes de enero con la llegada de Zapatero a la presidencia de turno de la Unión Europea y su milagrosa coincidencia con la presidencia de Barack Obama en Estados Unidos. Leire Pajín no es una lumbrera ni tiene la experiencia política como para ocupar el cargo que ocupa, pero no es responsable de esa campaña «progre» de facultad, ni la estrategia general le corresponde a ella.

Dice José Blanco, que tiene escasa conexión con la Pajín aunque sí con el presidente del Gobierno, que ha llegado a felicitarla por la campaña, que para las elecciones generales del 2012 probablemente él estará al frente del equipo de campaña, ovbiando que, a veces, el factor determinante, como sostiene el socialista Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid, es el «factor ZP», un factor a veces desconcentante, a veces arbitrario, a veces infantil, a veces ingenuo y a veces, muchas veces, alejado totalmente de la realidad…

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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