El nuevo ministro de Justicia elegido por ZP apoya que Galicia sea «nación»

El nuevo ministro de Justicia elegido por ZP apoya que Galicia sea "nación"

(PD).- Lo han querido presentar como la antítesis de Bermejo. Será en las formas. El nuevo ministro de Justicia, Francisco Caamaño, se ha mostrado en varias ocasiones partidario de incluir la palabra «nación» en el preámbulo del Estatuto gallego si ésta es la percepción mayoritaria entre los gallegos. Ya hizo lo que estuvo en su mano para que Cataluña se convirtiera también en «nación» con el nuevo Estatuto.

“Creo que si la propuesta mayoritaria es considerar que Galicia tiene en su subconsciente como pueblo la consideración de nación, lo deben poner”, afirmaba Caamaño en declaraciones a la prensa en Santiago de Compostela en 2006. La actual propuesta del PSdeG es incluir una referencia a la Ley de Símbolos de Galicia y la “nación de Breogán” que recoge el Himno gallego, sin efectos jurídicos, según recordó recientemente el presidente de la Xunta y candidato socialista a la reelección, Emilio Pérez Touriño.

El entonces secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, oriundo de Cee (A Coruña), instó en ese momento a los parlamentarios regionales a acometer la posible reforma estatutaria recogiendo “la voluntad mayoritaria del pueblo gallego”, y ello a partir de un debate social “al igual que los catalanes tuvieron el suyo”.

Eso sí, precisamente después de haber negociado el nuevo Estatuto catalán, el propio Caamaño afirmó en una entrevista en La Vanguardia que para él no tenía ninguna repercusión jurídica incluir el término nación en el preámbulo de un Estatuto.

Otras comunidades

Desde entonces, el ahora ministro ha defendido el texto del Estatuto catalán y este mismo verano subrayaba durante los cursos de verano de El Escorial que “no debe de ser tan hiriente cuando otras muchas comunidades están de acuerdo con los fundamentos que allí están establecidos”.

Además, defendió en el ejercicio 2006 que en el Estatut se ha “apurado al máximo la capacidad de autogobierno que permite la Constitución”, aunque “ninguna norma institucional básica es totalmente cerrada”.

Caamaño dio al Estatuto catalán un “notable alto” y se mostró convencido de que cuando pasara la polémica y el texto se proyectase sobre los demás estatutos sería un “sobresaliente”, a pesar de las críticas de los populares.

Más recientemente, el pasado noviembre de 2008, achacaba el retraso en el despliegue efectivo del Estatut a que el Partido Socialista gobierna en minoría y al recurso que presentó el Partido Popular contra el texto definitivo y que está pendiente de la decisión final del Tribunal Constitucional, lo que “hace más difícil apurar ciertas interpretaciones a la hora de elaborar ciertos tipos de leyes”.

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