Así se gestó la rebelión de los jueces

Así se gestó la rebelión de los jueces

Miguel Pato y Luis Balcarce (PD).- Todo empezó una mañana. Rafael Tirado estaba en el punto de mira por su negligencia en el caso Mari Luz. Esa mañana, jueces de base de toda España comentaban el caso a través de correo electrónico interno.

A partir de ese momento, los jueces hicieron algo que no solían hacer. Hablaron entre sí. Establecieron un canal. Usaron uno de los pocos avances técnicos y digitales de los que los diferentes gobiernos han dotado a la Administración de Justicia desde que ha vuelto la democracia, hace ya tres décadas.

El caso del juez Tirado fue la mecha pero no el contenido. Los jueces comentaban en los pasillos la situación de hartazgo en la que se encontraban. Una mayor judicialización de la sociedad está siendo soportada por mayor carga de trabajo pero no apoyada por nuevas medidas.

Uno de estos jueces de base con los que ha hablado Periodista Digital explica que

“Descubrimos gracias a ese nuevo canal de comunicación que no estábamos solos. El nivel de saturación que padecía yo y mis compañeros era compartido por más juzgados de Almería, Cuenca, Murcia…”

Los jueces no se pueden sindicar y la Constitución les marca unas líneas muy gruesas que no deben traspasar. Pero lo que no pueden prohibirles es hablar, menos entre ellos. Así, se dieron cuenta que los cientos de jueces de base, que pronto se sumaron a aquel foro, eran ya una voz autorizada. Se dieron cuenta que organizados podían lanzar un mensaje claro a la sociedad.

“Vivíamos en una situación absolutamente desencantada. Antes de este foro no existía ninguna presión real sobre las deficiencias de la Justicia. El problema es que hasta ese momento te adscribías a una de las cuatro asociaciones judiciales o estabas sólo. El correo electrónico nos ha demostrado que juntos alzamos lo suficiente la voz para lanzar un mensaje claro al Gobierno.”

MIEDO A PERDER EL CONTROL

En ese momento en el que los jueces de base, callados demasiadas veces con pequeños parches, querían hablar por sí mismos, llegó el miedo. El miedo no tanto del Gobierno sino de las asociaciones de jueces que no querían que se les fuera de las manos esta situación.

“Ahora los jueces hemos tomado conciencia. Nos da igual que nos aumenten un 5 ó 6% el salario. Queremos ir a por las cuestiones básicas”.

Por ejemplo: en España hay 10 jueces por cada 10.000 habitantes, en Alemania 24; la media del PIB que la UE dedica a la Administración de Justicia es del 3,5%, en España el 1%.

Tal vez lo más positivo es que han constituido una plataforma en el foro independiente de las tres de las cuatro asociaciones profesionales de jueces tienen vocales en el Consejo del Poder Judicial:

“Sencillamente porque no estamos adscritos a ninguna asociación de jueces y no tenemos aspiraciones en ese sentido. Si esto sale mal, pues mañana me vuelvo a mis sentencias”.

Las asociaciones, se quejan fuentes consultadas por este periódico, es que están yendo por detrás de los jueces. No sólo eso sino que el mensaje recogido en el foro le dan forma a su antojo. Aprovechan el impulso dado por los jueces para hacerse notar pero no reflejan el sentir de la profesión.

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