El nacionalismo vasco veta a Santa Claus y le sustituye por el Olentzero

La Navidad tampoco se escapa a la estrategia nacionalista. El mítico Olentzero -un carbonero que se representa como un hombre grueso, desarrapado, manchado, de buen comer y borrachín- está siendo utilizado por los independentistas y, poco a poco, va ganando terreno en el País Vasco y Navarra, relegando a Papá Noel e, incluso, a los Reyes Magos. Los cachorros de ETA no dejan tampoco escapar la fiesta del Olentzero para hacer sus criminales reivindicaciones.

El nacionalismo ha sustituido a Santa Claus por el Olentzero en las calles del País Vasco y Navarra; el carbonero baja de la montaña el 24 de diciembre para repartir regalos a los niños. Su cabalgata, como todos los años, se convertirá en actos de apología del terrorismo.

Gritos de apoyo a ETA, Olentzeros encarcelados, carteles con fotos de los presos o pasquines de Segi -organización juvenil de la banda terrorista- son algunas de las situaciones habituales en la celebración de los Olentzeros. Las delegaciones del Gobierno Zapatero en las dos comunidades concede los permisos y se desentiende de las consecuencias.

Quien sí ha tomado cartas en el asunto es el Ayuntamiento de Pamplona. El consistorio gobernado por UPN ha prohibido la celebración en los barrios de San Juan, la Milagrosa y la Chantrea. El pasado año la carroza del Olentzero sirvió de escenario para la reivindicación política del entorno de ETA. También en el Olentzero del barrio de la Rochapea aparecieron fotografías de asesinos de la banda terrorista, pero el Ayuntamiento ha vuelto a consentir su celebración.

El pasado 24 de diciembre, los cachorros de ETA intentaron erigirse en protagonistas del Olentzero del centro de Pamplona; se colocaron para ello en la cabeza de la cabalgata, aunque sólo sirvió para generar polémica y dividir al público entre aplausos y silbidos.

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