(PD).-La persecución lingüística en Cataluña continúa. En especial en el barrio de Sants de Barcelona, donde comercios históricos resisten los vaivenes de la crisis en un entorno cada vez más degradado. Las nuevas oleadas de inmigrantes buscan también su sitio y el clima de convivencia se enrarece por iniciativas como la de fomentar el control sobre el cumplimiento de la normativa lingüística que propone el Ayuntamiento de la Ciudad Condal para la presente legislatura.
Según informa El Mundo, la ofensiva lingüística del Consistorio empieza a dar sus frutos: los comercios de Sants sufren estas últimas semanas un auténtico asedio y son denunciados si vulneran la normativa que establece que la señalización y los documentos con las características de los productos que se ofrecen estén redactados, «como mínimo», en catalán.
Los avisos de multa que preceden a la sanción indican en su encabezamiento que su origen es la denuncia de un ciudadano, pero los perjudicados se muestran escépticos y atribuyen lo sucedido a una campaña del Consistorio en toda regla. De hecho, en el pleno extraordinario del distrito de Sants-Montjuïc del pasado 22 de enero, el grupo municipal del PP denunciaba que se hubieran multado hasta esa fecha a 62 tiendas en Barcelona.
Asimismo, el líder popular, Alberto Fernández Díaz, criticaba entonces que el Ayuntamiento barcelonés se erigiera en «comisario lingüístico» de los comercios tras aprobarse la propuesta de incrementar el control en la aplicación de la normativa lingüística sobre locales de negocio.