(PD).- -«Vamos de mal en peor». Con esta frase lapidaria define un preso de ETA la situación de la organización criminal. Tras la ruptura del alto el fuego, en junio del año pasado, los cabecillas elaboraron, según se ha sabido ahora, una ponencia en la que hacían un balance de la actividad de la banda desde 2002 a 2007 y que incluía un formulario con una serie de preguntas que debían contestar los militantes, entre ellos los presos.
Según informa La Razón, de las respuestas dadas se deduce que los pistoleros y los reclusos de ETA han sido consultados en torno al llamado «proceso» de negociación con el Gobierno y las condiciones en que se podría dar una nueva tregua (los cabecillas dicen que debe existir un acuerdo previo en una «mesa de partidos» y los presos se muestran más flexibles al respecto); las líneas de acción que debe seguir ETA en el futuro y qué tipo de atentados debe cometer; las relaciones con el PNV y la posibilidad de incluir a los militantes de este partido entre los objetivos de los «comandos»; la conveniencia o no de extender las actividades terroristas a Francia (rechazada en casi todas las respuestas); etcétera.
De las respuestas recogidas en el documento no parece deducirse que los presos estén por el final de las actividades terroristas -todo lo contrario- y son muy críticos con los actuales cabecillas de la banda, hasta el punto de preguntarse si se puede hablar de «Organización» (que es como los etarras llaman a la banda) ante la falta total de organización, tal y como informa Zuloaga en el diario de Planeta.
