(PD).-El tinglado económico se hunde a toda velocidad y el presidente del Gobierno responde al desafío acudiendo al Congreso para confesar su impotencia. Tirando a la desesperada de globos sondas y humo con temas de los que nadie quiere oír ahora como los muertos del franquismo y el suicidio asistido, la crisis se traga lentamente a un presidente en trance e inoperante.
Isabel San Sebastián sintetiza en El Mundo las mentiras de ZP que nos han llevado al desastre actual:
Nos juró y perjuró que los nacionalismos andaban revueltos por la inflexibilidad crispadora de Aznar y que él, con su talante dialogante, lograría atraerles de vuelta al redil constitucional. Pues bien, ahí están los resultados: Cataluña, bendecida por su mano con un Estatuto cuajado de privilegios, celebra su Diada multiplicando los insultos a España y escupiendo sobre sus instituciones con total impunidad.
En el País Vasco Ibarretxe va a lo suyo, momentáneamente frenado por los tribunales, aunque extendiendo sus tentáculos soberanistas hasta el corazón mismo de una sociedad atrapada entre el miedo y el pesebre. El y tantos otros. El idioma español desaparece de las escuelas vascas, gallegas, baleares y catalanas. La Historia común es sustituída por un compendio de mitos y leyendas locales.
Tampoco le convence el papel que está jugando Rajoy:
La alternativa, entre tanto, tampoco parece andar fina. A Rajoy se le desmanda el presidente navarro, se le difumina el perfil opositor allí donde hace más falta (Barcelona, Vitoria, Santiago) y se le ve el plumero de la componenda en el reparto de sillones del CGPJ.