«En un país normal, habría desembocado en la dimisión de María Emilia Casas»

"En un país normal, habría desembocado en la dimisión de María Emilia Casas"

(PD).- «En un país normal, habría desembocado en su dimisión». Las grabaciones de la conversación que la presidenta del Tribunal Constitucional mantuvo con una abogada contienen frases de María Emilia Casas que hacen referencia a la violencia machista, matería que estaba en ese momento siendo debatida en el Tribunal que preside. «Éticamente reprochable».

Dolores Martín, que en abril de 2007 estaba siendo investigada por ordenar el asesinato de su ex marido, al parecer habría relatado a la presidenta del TC que sufrió malos tratos. Miguel Ángel Salgado Pimentel había sido asesinado por un sicario el 14 de marzo de 2007, un mes antes de que la abogada Martín hablara con Casas y horas después de que un juez le diera la custodia de su hija, tal y como informa ABC.

Fuentes judiciales aseguran que del contenido de la conversación no se desprende responsabilidad penal alguna de María Emilia Casas. De hecho, el Tribunal Supremo se inclina por archivar las diligencias, conforme al criterio expresado por la Fiscalía, aunque la Sala aún debe determinar la conveniencia de que la presidenta del TC preste o no declaración.

Las mismas fuentes también descartan que las palabras de la presidenta del Constitucional pudieran comprometer su imparcialidad para juzgar la ley de violencia de género, en esos momentos objeto aún de las deliberaciones del Tribunal, «pues cualesquiera que fueran los comentarios que hizo, se produjeron en el ámbito de una conversación privada».

Pese a ello, esas mismas fuentes creen que Casas, dado el cargo que ocupa, tiene que extremar las precauciones para evitar encontrarse en situaciones como la provocada por la grabación de la conversación y su posterior remisión al Tribunal Supremo ante la posible existencia de «indicios de delito». Por esta razón insisten en que su actuación es «éticamente reprochable y, en un país normal, habría desembocado en su dimisión».

«Como representante de una alta institución del Estado, debe dar ejemplo», añadieron. Otras fuentes se inclinaron por considerar este episodio como una «simple imprudencia, una anécdota lamentable que sólo contribuye a empeorar la ya desgastada imagen del TC».

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