(PD).- Son bastantes en el PP y tienen altavoces -el diario El Mundo y la cadena COPE– quienes dan por acabado políticamente a Mariano Rajoy. Más de un miembro del Comité Ejecutivo suelta a cada paso que podrá ganar el congreso, pero caerá tras las gallegas del año que viene o tras la europeas, porque su imagen se ha deteriorado irremisiblemente.
No es un análisis compartido por todos. El entorno de Rajoy, donde cierran filas Soraya, Lasalle y muchos que sólo hablan a media voz, líder está convencido de que, en política, resistir es ganar, y que a los rivales del presidente del PP -los que aplaudieron la convocatoria de una manifestación ante la sede de la calle Génova hecha desde el micrófono de Federico Jiménez Losantos– se les volverá la gresca en contra.
Rajoy considera que algunos de los últimos «episodios» protagonizados a raíz de la situación interna de su partido y de las críticas que él mismo está recibiendo por su continuidad al frente de los populares «superan con creces la crítica legítima».
En una entrevista que publica este domingo el diario ABC, el actual presidente del PP asegura que, de todas formas, se siente «muy apoyado»:
«Es cierto que estos días hemos presenciado algunos episodios que a mi juicio superan con creces la crítica legítima por dura que ésta pueda sery lo que más me duele es que este tipo de ataques se dirijan contra contra compañeros más indefensos que yo y cuyo único pecado es haberme apoyado».
No precisa Rajoy en la entrevista si la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, formará parte de la dirección del partido e indica que «siempre» intentará contar con las personas más representativas del PP, que «debe adaptarse a la realidad sin perder los principios ni los anclajes».
¿HABRÁ CANDIDATURA ALTERNATIVA?
La única incógnita es si habrá candidatura alternativa. Sólo se habla de Juan Costa, que no ha decidido aún si presentarse. Y no tiene mucho empuje. Es demasiado «pijo» y sólo parece tener sentido como un opuente para que emerja triunfal Rodrigo Rato.
Y además se enfrenta a serios problemas. Entre ellos, el de reunir los 600 avales imprescindibles. También que es el diputado castellonense, ex mano derecha de Rato, es un dirigente moderado, que volvió a la política porque se lo pidió Rajoy, y para lograr cualquier éxito tendría que apoyarse en los «puros», en los que reclaman -entre otras cosas- un discurso sin curvas contra el nacionalismo periférico.
Una tesis muy extendida en el partido es Rajoy tiene una línea correcta, pero no es la persona adecuada para encabezarla y ganarle de verdad a Zapatero, que ya le ha derrotado dos veces.
Los que le apoyan creen, por el contrario, sostienen que está demostrando que puede hacer los cambios, que es mucho más fuerte de lo que bastantes imaginaban y prueba de ello es que ni se plantea tirar la toalla, como se pudo comprobar en la reunión de alcaldes del viernes.
Entre los rivales de Rajoy, muchos piensan que una candidatura alternativa le reforzaría y que es más útil un voto en blanco masivo que le convenza de que tiene que marcharse.
Y como escribe Carlos E. Cué en El País, el PP vive así, en un clima de conspiración, las últimas cuatro semanas antes del congreso.
El equipo de Rajoy está preparado para cualquier sorpresa. Pero también es consciente de que cada día que pasa es una victoria para el líder, que sólo podrá respirar después del congreso.
Entonces se verá si está tocado de verdad o la estocada de sus críticos sólo le dejó algunas heridas.
